INDICE

Hacia esa rosa


Yo no podría navegar
si no supiera de la esencia de la vida
y de aquel día sobrehumano
que ha de enseñar el porvenir que se avecina
y no podría recorrer
esos caminos que a mi sueño lo conquistan
si no tuviese ante mis ojos
un recital de flores blancas que suspiran
por entonar cada mañana
esa fragancia de verdades que asimila
mi corazón que se enardece
cuando la tierra da pimpollos que derivan
en esa rosa reluciente
que ha cautivado entre mis pasos
la retina


   
 
1
 

Cosecha


Danzan las mieses con su voz dorada
en ese sueño de formar estibas
en esa tarde donde el sol anuncia
que ya ha bañado aquella siembra erguida
y sólo aguarda a recoger el fruto
que ha preparado al decrecer el día
para guardar en expectante silo
y dar el trigo a quien el pan conquista
prados que anuncian en su voz campestre
aquella esbelta magnitud que abisma
de fértil tiempo que logró sin pausa
enarbolar la magistral semilla
donde la vida que bajó hasta el surco
con propia fuerza restauró otra vida


   
 
2
 

El centro del canto


Es la colmena con su miel
y es aquel monte de frutales
que regocijan
a quien contempla su universo
y ha procurado infinitudes
aunque su hondura y su velamen
diminutos
sólo provocan el asombro
por descubrir remoto origen
misterioso
pero lo grande y lo pequeño
brindan su culto milenario
al astro puro
que es todo vida en su silencio
bella fragancia sin vergeles
infinitud magnífica
guardada en lo recóndito del alma


   
 
3
 

En la espera


Esa labor que exige el campo
ha de brillar cuando las mieses recogidas
den su fruto
y cuando el hambre del que llora
pueda gozar de aquel manjar
que fue su sueño
humilde el hombre en su tarea
va renaciendo cuando el brote
se hace vida
y al caminar entre los surcos
va cavilando hasta encender esa esperanza
de la trilla

lento es el tiempo de la espera
que ha dependido de las gotas de la lluvia
y de los rayos imprevistos
con que en la brisa el astro vivo se derrama
glorioso día aquel anuncio
en los trigales revestidos
de cierta luz
que llevada por los vientos
ha sugerido en el silencio
un manantial de un nuevo cántaro


   
 
4
 

El aljibe


Aljibe que en mi valle
abrigas al sediento
buscando que su hambre se disipe
coloquiando en amores
con tus aguas
que atraen
cuando entregas tu flor
amanece sonriendo en tus canales
y enriquece los tiempos
dispuestos a brindarse en los jardines
y ofrecen la fragancia de los pétalos
regalada a quien busca su destino


   
 
5
 

Guardián de luminarias


Oh sol que incandescente
trajeras vivísimos matices

guardián de luminarias
que gozas al entregar copos de nieve

tu disco me depara
el descanso y la paz del horizonte

tú naces en el canto de la aurora
y sumerges tu faz en el ocaso

encandila tu voz la que se allana
a guardarse en la noche

cobijas en el frío
y afianzas los tremores de las mieses

que en tu luz se alimentan
bebiendo de tu cauce y de tu arcano

y atraviesas los mares
inundando las páginas del alma


   
 
6
 

La escollera


Ha sido la escollera
recreo del mar y su tormenta
creciendo con mis ojos la pupila que anuncia
la llegada que apremia
del barco cuyo seno
guiará mi vasija hacia la orilla
que lejos de la costa
aguarda mi llegada en otro cielo
camino con la paz que da la tarde
y aspiro a navegar horas inciertas
que auguran a mi viaje
aquel feliz encuentro
que me lleva por fin a sus umbrales
en horas taciturnas
y a vencer la nostalgia del crepúsculo


   
 
7
 

La perla


He visto acrisolada
la perla que buscara trepando
pináculos silvestres
montículos que viven su ladera
crepúsculos que al cielo lo enardecen
floridos los vergeles
que llueven sus rosales
almácigos y surcos
aguardando la siembra
he podido gozar de esa perla encontrada sin tropiezo
conquistada con ansias
y enhebrada en el cuenco de la ostra
que engendró su figura
alimentó en sutil florecimiento
y la ofrece entusiasta
cual ornato de amor
que es don gratuito


   
 
8
 

Hacia la altura


Camino hacia la cumbre
donde guardan su sueño los nevados eternos
releo la pureza de aquel monte
sombreado por el frío y la intemperie
visitado por nubes que vuelan con sus aguas
escalado por rudos alpinistas
que auguran su llegada
bañado por los rayos del astro
que amanece sonriente
posada de cipreses y de cóndores
y cofre de incrustados minerales
imagen de la vida
paisaje de mis ojos que añoran horizontes
macizo que entretejes ventisqueros
ansiado puerto de mis años
tú caminas de pie
y yo busco callado trepar
hasta tu seno


   
 
9
 

Sueños en la noche


Los arreboles del crepúsculo
cuyos matices de su luz encienden llamas
pronto se esfuman
como el ave que en su vuelo se despide
sugieren horas que inefables
han de encender sutil pabilo
que irradie algún destello diminuto
de luciérnagas libres en la esfera
y guíen con su brasa
en plena noche
la senda que se abre y me conduce
a dibujar mis sueños
que exhala el alma al silenciarse
para escuchar la placidez nocturna
cuyo sonido
ya me revela aquel cantar de las estrellas


   
 
10
 

La sombra


Vivo recuerdo mi posada escribe
de aquellos tiempos donde mi inocencia
guardó silencio cuando su impotencia
sintió aquel trueno que su noche exhibe

y en un suspiro de su voz revive
por encontrar en la feliz querencia
aquella paz que renovó en su esencia
aquel temor que en su tormento vive

sé que la tierra en su perfil anuncia
fieros combates que el mortal padece
hasta vencer al que es rival injusto

cuyo veneno con fervor denuncia
cuando al buscar la salvación parece
guardar su sombra de vital arbusto


   
 
11
 

El brillo de la aurora


Ha brillado la aurora
hasta anclar con su faro en la vendimia
en el mar navegante
y en campos que rotura el sembradío
todo es luz en el día
donde estallan bandadas de palomas
y engendra su horizonte
al árbol prodigioso de frutales
el camino es más ancho
y la tarde más bella
porque el alba ilumina los rincones callados
y la paz se acrecienta
con la voz de esa aurora
que restaña la herida
y exhorta a matizar contemplaciones
con riquezas que emergen del coloquio
y dialogan en horas del sol adormecido
descubriendo aquel brillo que en la noche
está vivo en la faz de la simiente


   
 
12