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El anuncio del sol


El sol anuncia sus promesas
y caminando en los vaivenes de sus rayos
va ofreciendo su luz
y entrega vida que redunda en la cosecha
anticipa su fuego con el ardor de su misterio
en resplandor incandescente que trepara
por la aridez del monte
o por las arenas cálidas
bañando tiempos de la siembra
o madurando frutos
que encierran voces que cantan
voces de agazapados matices
que se escondieron en el surco
y alimentaron la simiente
que sepultó una mano ávida
para verter la vida
que hubo nacido de aquel astro desplazándose
por las quebradas silenciosas
o sobre el arroyuelo
en un reposo
sin límites


   
 
1
 

Renacer


He renacido en nuevo surco
cuando he sembrado mi existencia en su vertiente
y he florecido en cada estela
cuando la voz providencial ancló en mi sede
he descifrado los acordes
que en su mensaje me ofreciera la simiente
y he cosechado entre las piedras
diversas flores que en los cálices esplenden
es la existencia sumo encuentro
de las espinas de los hombres cuando crecen
con esa rosa imprescindible
que en lo más alto de la rama dio con creces
enarbolada su fragancia
que estigmatiza aquel ajuar de los vergeles
y muestra vivo el horizonte
donde el mortal debe engarzar todas sus preces
la misma sombra se ilumina
cuando la luz de aquella rosa la estremece
y en la penumbra de la noche
canta la estrella cuya voz grabó su fuente


   
 
2
 

La brisa de los valles


Siento la brisa de los valles
que me refrescan en el agua que regalan
siento el perfume que aparece
embelleciendo el aire tibio que se explaya
veo surgir de la vertiente
gotas inmersas en canales que restañan
esa pradera que he sembrado
en la certeza de beber su voz temprana
oigo el murmullo de la noche
cuando el silencio con su manto se propaga
y me seducen las estrellas
que han estampado su color que alumbra y calla
el horizonte vespertino
ha requerido contemplar su filigrana
cuando ya el astro se ha escondido
para dar luz en otro tiempo y otra sala
pasa la noche silenciosa
que ha de aguardar pacientemente la alborada
donde ya todo se congrega
en torno al astro que ilumina la mañana
oigo en la luz de la memoria
esos gorjeos que prodiga el agua mansa
de aquellos cánticos que esgrimen
fieles coreutas que aligeran toda carga

 
3
 



naturaleza balbuciente
que te enterneces regalando tu mirada
yo te celebro en mi recinto
y en comunión con el misterio que proclamas


   
 
4
 

Surge el Señor


Surge el Señor en mi vacío
para alumbrar mi pesadumbre con su queja
porque su gracia me acompaña
para escalar en lo más duro de la cuesta
sé que su amor es infinito
y no repara en mezquindades de esta tierra
sólo pretende que mi nave
surque veloz hacia los brazos que me esperan
yo doy mis gracias humildísimas
por tanto amor que ha derramado en mi cosecha
y sólo quiero aquí postrado
enaltecer esa mirada que me acerca

toda la fuerza de tu gracia
y aquel consuelo que has escrito cuando vuela
mi pensamiento hasta tu casa
en la confianza de la paz que está en tu diestra
yo me abandono en tu misterio
cuenco de notas que animara mi pradera
yo te contemplo estremecido
porque tu voz diera mi voz a tu elocuencia


   
 
5
 

Yo te alabo Señor


Yo te alabo Señor en tu misterio
y enzalzo las bellezas de tu rostro
posando la mirada en tu mirada
ungiendo tu sonrisa en mi reposo
yo te adoro Señor en los dolores
de tu cruda pasión por mis despojos
y tu muerte me abisma en el silencio
al sentir tu amistad bebida en sorbos
de tu sangre divina que redime
y prolonga el calvario de tu arrojo
yo te canto Jesús con mi plegaria
y contemplo tu faz en ese trozo
de aquel árbol primero entre los árboles
que nació para ser doliente trono
que guía el caminar de tus hermanos
y me encuentra postrándome de hinojos
te doy gracias mi Dios en una tarde
que presagia el encuentro majestuoso
por la fuerza que nace del amor
que es vértigo, pasión, hondura, asombro...


   
 
6
 

Hoy el día se asombra


Hoy el día se asombra
al mirar en la voz de la jornada
ramilletes de flores
vertientes que caminan bañando cada surco
murallas de cipreses
nevados ventisqueros que brillan imponentes
praderas luminosas
familias que sonríen en la noche
hermanos mendicantes
solidario aquel gesto del amigo
que brega por su amigo
para alzar en sublime dignidad
al hombre que regresa
al pobre que ha llorado
al niño que viviera una orfandad sin techo
al anciano que olvida sus enseres
al sabio que ha servido humildemente
y al que busca aquel gozo
de encontrar una savia transformada
en el rayo de luna que atraviesa la sombra
en un canto que anuncia un día nuevo
y en la ofrenda total
que congrega y
en amistad fecunda

 
7
 



Hoy la noche se asombra
en su contemplación


   
 
8
 

He caminado entre la sombra


He caminado entre la sombra
buscando luz en la planicie que me encierra
y he descubierto que el misterio
sólo se expande en el silencio de una siembra
donde en el surco que lo guarda
ha de esparcir la floración que lo atraviesa
y en la cadencia de las horas
verá pasar aquella flor de primavera
el fruto sabio de su rango
como semilla que aguardó la sementera
va desgranando interrogantes
que no perciben en el suelo su respuesta
pero alimenta con verdades
que apaciguaron inquietudes de mi senda
en su callada mansedumbre
él va encendiendo luminarias en mi cuesta
y entre el crepúsculo y la noche
su simple faro me ilumina con su gema
y es tan oculto aquel misterio
que no podría interpretarlo aunque quisiera
y tanta luz verá su llama
que si la miro me encandila en su respuesta
y en el desborde de su cuenco
puedo beber ardientes gotas de su cercha

 
9
 


que torrenciales aparecen
para cubrir mi vaciedad con su destreza...

Oh fuente viva aquel misterio
que es inefable y lo conocen los que rezan
porque descubren que su cántaro
es como el oro reclinado en la sorpresa


   
 
10
 

Contemplo aquella tarde


Contemplo aquella tarde del otoño
vigorosa vertiente del recuerdo
que enarbola la fuente de la vida
entroncada en crepúsculos de cielo
son las tardes preñadas de arreboles
que entonan musicales sus destellos
e invitan a mirar el astro vivo
que se inmola en la sombra y sus arpegios
contemplar es tarea acompasada
con las brisas que yacen en mi pecho
y alabar en sublime repertorio
a quien dio la belleza de su sueño
la tarde el amplio espacio luminoso
que en penumbras escucha el aguacero
y mojada en los pliegues de sus horas
ha llamado a la lluvia como al fuego
a bañar los atisbos de la vida
y a quemar pajonales en acecho
de trepar por la faz de aquella choza
y encerrar la visión del forastero
que tan sólo reclama su salario
regalado en los aires de su estero


   
 
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El aire que yo aspiro



Aspiro el polen que me entrega
quien bucea la verdad en aguas matinales
embelesado en el reflejo ardiente
quizá extasiado en elocuente estrella
cuando conquista en su horizonte
el amor el dolor y la esperada cena
ese polen es aire que yo aspiro
y se muestra dispuesto a donarse en su misterio
en sustento festivo y providente

buscadores del oro amanecido
inquietos vagabundos de senderos inhóspitos
que ambicionan beber las mieles del espíritu
y recorren distancias siderales
con la veloz carrera de su ingenio
y en el rayo de amor que enciende esa verdad
y repara las grietas de la noche rasgada
que ignora el manantial y lo conquista
contemplando el ocaso de su otoño


   
 
12
 

El anuncio del cáliz


El cáliz es anuncio de la sangre
derramada en la fuerza de la Pascua
que en ofrenda total y redentora
entregara el Señor por darnos alas
él nos dio aquella luz que nos orienta
en discursos que expresan su palabra
y nos da en los milagros que pregonan
la certeza del Dios que nos restaura
él corrige la senda del que yerra
consumiendo su ser en esa zarza
que destella sus luces en la sombra
y enardece en el fuego lo que labra
obediente a las voces de su Padre
el Señor sólo busca su alabanza
y llevarnos a ver su eterno rostro
en la fe y en la luz de la esperanza
esa sangre del Dios que se hizo hombre
por nosotros en cruz fue derramada
bañando nuestra vida en mi quebranto
y entregando la paz ya restaurada
esa sangre se inserta para siempre
en la historia del hombre y sus batallas
y en el cáliz que guarda su grandeza
se hace puro alimento que repara

 
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cada día la fuerza del que llora
invitando a crecer al que decaiga

Oh purísima sangre del Maestro
que hoy el cáliz nos da sacramentada
purifica y transforma nuestra vida
que busca descubrir la eterna patria


   
 
14
 

Las luces de mi puerto


He recorrido en mi velero
aquellos montes de caminos serpenteados
que me expresaron su fulgor
para indicarme con sus huellas lo que aguardo
naciendo en múltiples recuerdos
que en mi memoria con su ingenio despertaron
y he revivido en mi recinto
sagrados brillos que encendieron sus encantos
en el amor de la familia
y en el fogón que ardió en su música bregando
he cosechado densidad
en ese tiempo en que los árboles danzaron
y pude ver enriquecido
cuanto las notas de los pájaros soñaron...

hoy ya se acerca entre mis surcos
la intensa luz que mis pupilas ha bañado
en la esperanza de la tierra
que ha de hospedarme para siempre entre sus manos
son esas luces de mi puerto
las que recitan alabanzas que surcaron
invitaciones en mi estero
para encender su melodía en cada espacio
que recorriera noche y día

 
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hasta beber de sus estrellas con mi faro


   
 
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Visión


Sublime magnitud
de universos
que exploran navegando
en esferas sin límites
entre noches y luces rasgadas
visitando galaxias que se expanden
y volando a la cuna de su vértigo
hablando en el silencio majestuoso que encierran
constelaciones vivas
que en la inmensa grandeza reconocen
su pequeñez
cuando surcan los cielos planetarios
y danzando perciben
otros mundos
que asoman a sus ojos
y embriagan
en la mística voz de su misterio
en el brillo que nace de su rostro
y la extraña expansión que regala
variantes ardorosas
de la luz sin fronteras


   
 
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El verso silencioso


He recalado en el silencio
que en su palabra
supo decirme lo que aspiro en lontananza
y entre arboledas del verano
me vio trepado entre sus ramas
reveladoras de la altura y sus estrellas
y enaltecido por la fuerza de su canto
sobrevoló los pinos
y entre las nubes de una lluvia
dejó caer unos pimpollos de su sesto
y en su riqueza proverbial
dice el silencio lo que callan las palabras
entona voces que en el alma desconciertan
por la bravura
de su elocuencia conquistada
en arideces del desierto
donde nació a la vida
donde aprendió a expresarse
y en la callada mansedumbre de su alma
gritó con brío esa palabra
que fue rumiada sin las letras de algún verso
que proclamando su energía me seduce
y me transforma tan callada
cuando escuché el sonido

 
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que me alertaba los secretos de su temple
y me guiaba meditando
para poder regocijarme en ese encuentro
con lo más hondo de la tierra
que desprendiendo su jergón
me lleva al cielo


   
 
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Hogueras en la noche



Encendí las hogueras de la noche
en la plácida voz de las estrellas
y enraizado en sus haces luminosos
yo gocé de un fulgor que todo observa
he corrido en intrépido desierto
y he vertido mi voz en la pradera
intentando aguzar mi pensamiento
en el vuelo fecundo de una abeja
y queriendo allegar hasta horizontes
que mostraron frutales en cosecha
recorriendo en sus brotes los trigales
y en la aurora las voces que proyecta
incipiente la fuerza de aquel astro
que su música sólo deletrea
hasta hallar el espacio de la zafra
que en su ruego reclama la presencia
de su luz imponente y majestuosa
que muestra plenitud en su grandeza
y conquista la tierra con su faro
que avanza en los clamores de su espera


   
 
20
 

Vi los destellos de tu cielo


Vi los destellos de tu cielo
que fulguraban en la tarde de mis años
y me trajeron su fragancia
esas primicias que se esconden en mi tallo
en la esperanza de la luz
que ha de encender el ofertorio que consagro
y en el amor que me prodigas
cuando deseando descansar busco tu manto
he de vivir estremecido
por jubilares esplendores de tu halo
y en la certeza de mi hora
donde vendrás a cobijarme entre tus brazos
y he de cantar tus alabanzas
que eternamente serán música en mis labios
y he de escuchar al contemplarla
esa mirada que es la rosa de mi canto
tuyo Señor he recalado
en ese puerto que recoge mi pasado
y me promete en la mañana
adormecerme como niño en el ocaso
cuando escuchando sinfonías
logre vivir lo que la muerte ha cosechado
y en las estrellas de la gloria
vibre danzando en tu portal mi humilde trazo


   
 
21
 

Sé que en la tarde


Sé que en la tarde habré podido
regocijarme en la conquista
y rumiar el caudal de la palabra
y salmodiar la altura
en un tiempo profundo
a las flores que emergen con su cántico
en la falda del monte
en mi propio sendero
o en las nubes que ensayan sus coloquios
habré visto la cima
donde habita el guardián de ésta mi tierra
donde tiene el recinto
que es música en el diálogo
y prepara la fiesta que hoy aguardo
de encuentros eternales
en la enhiesta mansión que fue donada


   
 
22
 

Canto al Señor


Canto al Señor y son mis notas
esos racimos en canciones de alabanza
porque él ha puesto en los comienzos
toda la gracia y el fervor de mi plegaria
la humilde tierra se fascina
cuando descubre las riquezas de su barca
y se conmueve imaginando
augusta gloria que prodiga su semblanza
la tierra entona a su Señor
interminables cancioneros que no alcanzan
para beber el fiel coloquio
que mi Señor ha regalado en su bonanza
la creación del universo
ha reflejado la grandeza del que exhala
tanta hermosura en este valle
como ninguna criatura la soñara
es éste un canto de justicia
al hacedor de tanta mies aquilatada
donde el amor que está en el cielo
danza en la tierra con su voz de eterna alianza


   
 
23
 

Fue nuestra Madre aquella madre


Fue nuestra Madre aquella madre
que a su Señor divino infante contemplara
en los vestigios de su tiempo
en que cumplía la promesa que abrigaba
por esa ansiada salvación
que al universo regaló en su propia talla
fue la testigo de aquel diálogo
con ese Padre que a la tierra lo enviara
donde sus manos de alfarero
en el afán propio del Hijo ardió en su casa
María fue la que en sus ojos
a su pequeño con fervor viera en su trama
y sus oídos escucharon
todo el amor y la piedad de su palabra
su humilde vida se escondía
en esa fe que por sus noches alumbraba
la oscuridad del hombre débil
que en la paciencia de Jesús volcó su drama
ella veía las estrellas
que en su fulgor al Hijo santo dieran alas
y no pudiendo proclamar
esa riqueza que su Dios participara
guardó en el cofre de su vida
y en el silencio la verdad vertida en llamas

 
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su corazón fue aquel recinto
donde en María se encendiera aquella zarza
y meditando en tanto júbilo
sólo podía contemplar sin más palabra


   
 
25
 

Aquel amor del nazareno


He de guardar en la memoria
aquellas voces escuchadas en silencio
voces de angélico plumaje
que me llamaban sin que oyera yo su aliento
ellas buscaron ingresar
a la morada de mi casa y su misterio
y fueron luces que en la noche
como en el día me entregaron el sustento
en lo recóndito del alma
fueron palabras que mostraban mis arpegios
y en el final de mi carrera
quieren vivir la sinfonía de un concierto
ellas llenaron mi pobreza
por el Señor que me escuchara en cada ruego
iluminando oscuridades
o reseñando tantos planos de mi huerto
felices voces las que llegan
con la verdad y aquel amor del nazareno
que se ha escondido de mis ojos
pero que llama sin cesar desde mi pecho
y me ha llevado con su cruz
para entregarme una porción del nuevo leño


   
 
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En un silencio vespertino



En un silencio vespertino
pude escuchar el regocijo que se explaya
en el murmullo de los árboles
y en la riqueza del vergel que ardió su llama
enriquecido en cada flor
fuera la rosa, la violeta o la retama
pude escuchar aquel gemido
de la jornada que culmina en lontananza
y aquella música celeste
que ha renacido en el ocaso con su danza
puede vibrar en el reclamo
que las estrellas expresaban en su estampa
para alumbrar como luciérnagas
en alta esfera que sus luces aguardara
quise escuchar el canto simple
de la belleza en el crepúsculo y su braza
pude rumiar las confidencias
que me expresara algún enfermo en su posada
y redimirlo con intentos
de compartir su pesadumbre que me alcanza
y en un silencio vespertino
siento clamar como la voz de la campana
por el secreto que me entrega

 
27
 


mi propio ser que es aprendiz de lo que guarda
para ofrecerlo asimilado
a quien reclama inmensa paz que yo soñara


   
 
28
 

He querido escribir


He querido escribir entre mis versos
experiencias humanas inefables
que me esconden la fuerza de su trama
en momentos aciagos e incunables
no supe describir el infinito
inmerso en su calor inabordable
con palabras que gustan de su miel
pero nunca bebieron sus panales
no pude diseñar en alto rango
el hondo devenir que está en los aires
guardado en los arcanos del silencio
donde ocultan su música aunque canten
y elevan en seráfica armonía
creaturas que encienden sus celajes
y no puedo crecer sin compartir
la alegría, el dolor o mis afanes
aunque sé que el oído más atento
no podrá recalar en ese valle
aunque busque entregar hasta las heces
ese afán de anidar en su velamen
la pura soledad está en la casa
de todo ser humano en este trance
y allí puede alumbrar aquél misterio
de quien vive llenando soledades

 
29
 


de los seres que él mismo hubo creado
y ha buscado en su cálido hospedaje
encontrar el capullo de la rosa
cuando ya fue crecida y dio su sangre


   
 
30
 

Si el calor...


Si el calor de la tierra me sofoca
y su polvo enmudece hasta mis ojos
buscaré la frescura de la aguada
y que el polvo se postre en mi sollozo
si el trabajo padecen mis entrañas
por el parto que anuncia su retoño
contemplando veré en la sementera
el fruto de la fuerza del coloquio
si en la dura estrechez de una mañana
me declaro incapaz por mis despojos
admiro aquellos pétalos de gloria
que ilusionan mostrando su reposo
si en la noche se acunan los dolores
que impiden recrear lo que propongo
paciente he de aprender que el nuevo día
revierte con su paz tales escollos
si el llanto me persigue con sus lágrimas
y no sé revivir de los escombros
sonreiré con purísima alegría
al beber en el cuenco del tesoro


   
 
31
 

Volverá a renacer


Volverá a renacer quien ha perdido
la brújula del puerto señalado
envuelto en la confianza que es la fuerza
de quien débil escucha aquellos pasos
que no supo evitar en la tormenta
y llevó su existencia hasta el peñasco
que fue piedra agobiante del camino
en quien viera sus párpados cansados
e intentara evadirse de la cima
y enterrar su proyecto en el fracaso
cuando surge la noche embravecida
y la luna no alumbra con su halo
en el duro jergón de la carrera
y en senderos que muestran su quebranto
la confianza nacida de la fe
es el alma del cuerpo que en harapos
no podría encender la mecha altiva
que enjuga con su gracia todo llanto
y es allí cuando surge la esperanza
de quien ve en sus pisadas el hallazgo
y comienza a escalar hora tras hora
la belleza del monte y su descanso


   
 
32
 

La fiesta


En el epílogo del día
cuando he leído aquellas páginas envueltas
en los espacios de silencio
o en expresiones compartidas en mi cena
veo la estrella incomparable
que ha conducido los andares de mi senda
y acompañado por su brillo
esos arpegios que en mis pasos transcurrieran
la voz que cura y providente
nace del cielo con vigor que centellea
siempre guió mi pensamiento
para albergar esos recuerdos que en mí velan
y me permiten extraer
de mis alforjas aquel pan de cada brecha
porque bien sabe el ruiseñor
que mis pupilas no conocen aunque vean
el entramado del sendero
que me depara tanta gracia y que me entrega
el alimento en los rigores
y la bebida que es el gozo de mi fiesta


   
 
33
 

Encerrado en melódicos recuerdos


Encerrado en melódicos recuerdos
nacidos en la cuna de su infancia
no puede detener su recorrido
quien gustó los laureles de la gracia
e impulsado por vientos imbatibles
cual velero que surca la distancia
se apresta a renacer en otro cuerpo
que habrá de cobijarlo en su mirada
feliz quien definiera aquí su puerto
navegando entre montes y quebradas
y aletea sin pausa por la tierra
en el ímpetu joven que lo baña
las horas de este valle nos indican
germinar en el campo de la zafra
y llena con los granos esa espiga
que cosecha el labriego en su labranza
en el surco del hombre no hay fronteras
que le impidan llegar hasta la zarza
si desprende sus pasos de aquél polvo
que dirige sus dardos hacia el alma
y endereza los pasos a la gloria
donde estalla en mil cantos de alabanza


   
 
34
 

Me he recogido en el silencio


Me he recogido en el silencio
y he comulgado con sus voces taciturnas
que me denuncian el secreto
que ha de estallar en una noche de penumbras
cuando los aires estrellados
cual suave brisa me entregaran esa luna
que en su humildad nos da la sombra
y nos indica el rastro cierto que no abruma
he recogido en el silencio
tanta belleza y tanta paz en las alturas
que al descender con la mirada
hasta silvestres madreselvas que me alumbran
no vi colores ni vergeles
pero sentí el aroma fiel que el hombre escucha
en las surgentes de la noche
que sin mojar huelen hambrientas de frescura
imponderable aquél destello
que la existencia descubriera entre la bruma
cuando la oscura densidad
abre sus puertas al clamor que lo apresura


   
 
35
 

El hombre sabio


El hombre sabio se consuela
cuando apacigua aquella sed de lo increado
en el destello de lo eterno
que puede dar imagen fiel en su entablado
la creatura mansamente
ofrece cielos a la tierra y sus guijarros
pero sabiendo en su pobreza
que languidece en el afán que la ha elevado
la infinitud no está en los ojos
que han recalado maravillas en los astros
ni está en la cuenca del oído
que ha contemplado madrigales a su paso
sólo el espíritu permite
esa intuición que me procura cual badajo
enardecer fibras del alma
que no ha cesado de buscar voces de antaño
esta mirada que es humilde
sólo ha captado resplandores de un ensayo
y en lo pequeño de ese encuentro
ha descubierto lo infinito de aquel tallo
que no se escribe en un concierto
sino que canta lo que nunca fue cantado
pero es cobijo de los pobres
y es la esperanza y sencillez que me ha postrado


   
 
36
 

Vi que la tierra


Vi que la tierra se ha postrado
para adorar al hacedor de su riqueza
cuando los hijos del otoño
reconocieron lo fugaz de su belleza
y el astro vive iluminando
hasta que muere su candor en la represa
y el alborozo de los pájaros
se ha guarecido en el nidal al que se aferran
cuando las voces de los vientos
se han escondido en el andar de la tormenta
y aquellas luces de la noche
se han apagado cuando mueren las estrellas
por dar su vida al nuevo sol
cuyo fulgor incomparable las aleja
mueren los árboles enhiestos
luego de ser los manantiales que me acechan
para beber en su ramaje
aquella fruta que muy pronto ardió en la fiesta

vi que la tierra se ha postrado
y el hacedor calló sus cantos que destellan


   
 
37
 

Creo en la cuna


Creo en la cuna que engendró mi hora
y en reluciente y proverbial misterio
tejió la vida con mi fe creciente
hasta cantar en singular arpegio
rayos emanan que en la tierra asoman
de los designios que mostrara el cielo
cuando es morada que el mortal aguarda
en la pericia de su cancionero
oigo campanas de gloriosa estirpe
en los lugares donde fui sendero
de aquellos hombres que en su pesadumbre
hallaron luces tras mi frágil velo
la tierra exhala germinal de pétalos
de aquella rosa que encendió mi vuelo
para trepar con sin igual audacia
y recalar donde murió mi tiempo
y enardecido por la llama pura
de aquellas notas de un feliz concierto
supe clamar con especial confianza
al instalarme en el glorioso seno
que hubo calmado en el fragor que explaya
con sus vagidos lo que anuncia el viento
que son las horas que en su voz melódica
aguarda mansa el cristalino fuego


   
 
38