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Felices los pobres de espíritu


Felices esos pobres que en su espíritu
encuentran libertad en el destierro
despojados del techo que resguarda
y añorando en la vida su consuelo
descalzos y olvidados de sí mismos
descansan en la casa de su dueño
porque Dios es la plena recompensa
que encierra todo el bien que haya en el huerto
sólo basta el Señor que hace felices
a los hombres nacidos de su seno
que vivieron bregando su destino
y muriendo a los dioses de este tiempo

el pobre en su camino se hace fuerte
y descubre en las horas de orfandades
el trayecto que llega hasta los cielos
cabalgando en el vuelo de su nave
no es el oro o la alforja o el bastón
lo que da la alegría a su velamen
sólo quiere adherirse a la palabra
al vivir despojado en su equipaje
la tierra con las luces de su estirpe
ofrece con su diestra veleidades
que entorpecen los ojos del que ansía

 
1
 


recoger la belleza en sus verdades

felices quienes viven en silencio
gozando de los bienes que descansan
la sinuosa carrera que emprendieran
sin quedarse a beber en sus aguadas
sólo viven libando en esa fuente
que copiosa en canales se desangra
le regala la paz en esta tierra
y es promesa del cielo que rebasa
ante aquel horizonte en que sus ojos
alimentan la hora apaciguada
cuando el pobre en su claustro se retira
absorbiendo el manjar de sus tinajas


   
 
2
 

Felices los misericordiosos


Felices los que aman a su hermano
y ejercitan su fiel misericordia
y en clara compasión con sus heridas
cobijan al que siente su derrota
feliz el que sufriendo su miseria
se vuelca en la piedad hacia el que llora
animando a vivir en la esperanza
y a lograr construir la nueva historia
feliz el que apacigua la tormenta
y regala frutales de su gloria
quien da el pan en el hambre de la noche
y el agua en los ardores que sofocan

bendito el corazón del compasivo
que escucha las dolencias que empañaron
silenciosas las horas del enfermo
que clamaba en su cruz desconsolado
feliz el que viviendo en propia carne
las angustias del prójimo en su escarnio
redimió su dolor con la palabra
el consejo y la paz en su quebranto
el que supo acercarse hasta los muros
del hombre que padece encarcelado
llevando la certeza del amor

 
3
 


que alivia la prisión y enjuga el llanto

el Señor en su gran misericordia
nos dio la redención en duro leño
y nos pide vivir la propia cruz
que redime la sombra de este suelo
quien se apiada del prójimo que sangra
y busca algún descanso en su sendero
tendrá su recompensa en el amor
y el perdón del Señor que está en los cielos
feliz el que encendió misericordia
en horas de naufragio en un velero
y feliz quien anuncia amaneceres
donde el sol avecina sus destellos


   
 
4
 

Felices los que lloran


El Señor se dirige a los que lloran
prometiendo la fuerza del consuelo
sabiendo que las lágrimas acallan
y la gracia aligera los desvelos
quien llora se descubre entristecido
y envuelto en avatares que surgieron
y lo impulsa a vivir en la esperanza
el amor con que Dios mora en su seno
las lágrimas amargas de la tierra
son anuncios de cánticos de cielo
y logran la pureza de las almas
que aguardan en el llanto al mensajero

el camino del hombre en esta tierra
se estremece ante espinas y quebradas
que provocan estar en la impotencia
de encontrar los deseos que descansan
y en el duro fragor de vendavales
luchando por ganar voces del alma
se produce un dolor ensangrentado
que impide el regocijo en la posada
y en la cúspide asida al sufrimiento
enclavado en la cruz que nos desangra
para abrir el cantar del tiempo nuevo

 
5
 


que anuncia el andador de la confianza

es feliz el que llora mansamente
sometiéndose a Dios en la pobreza
porque sufre consciente que el dolor
es precio de la vida que se espera
y el llanto nos hermana entre los hombres
provocando raíces de pureza
en la diaria labor del hombre nuevo
que aspira a renacer en la sorpresa
de advertir que sus ojos inundados
produjeron senderos de paciencia
y conducen al tiempo del consuelo
donde el Padre cobija en su clemencia


   
 
6
 

Felices los pacientes


Felices los que saben aguardar
enunciando gemidos de paciencia
los que advierten que el tiempo de los hombres
no es el tiempo de Dios en esta tierra
y concluyen sus planes cuando surgen
los destellos del plan que está en la diestra
del Señor que conduce nuestra vida
a la senda de paz de su presciencia
la voz de los pacientes se acrisola
añorando aquel tiempo de la siega
donde surge madura certidumbre
de que el hombre ha vencido en la carrera

el andar de los hombres se asemeja
a la vida del niño en las entrañas
de la madre que vela por su hijo
ignorando la hora en la esperanza
donde aguarda el precioso alumbramiento
en que el niño reclame su posada
y el festivo misterio del que nace
bendice aquellas horas de nostalgias
porque fueron sostén que permitieron
irradiar tanta vida en la templanza
donde sólo el Señor en su sapiencia

 
7
 


brindará una alborada con su danza

felices los pacientes que nutrieron
sus alforjas con luces que imaginan
sin forzar esa hora señalada
donde mueren las voces de la espina
felices porque al fin de sus afanes
heredan esa tierra prometida
al que sabe batirse en el combate
con las armas de paz mientras camina
pues espera paciente en la tormenta
y hallará la promesa ya cumplida
del descanso en la paz de esa mirada
que es premio del amor en la partida


   
 
8
 

Felices los que tienen hambre y sed de justicia


Agraciado es el hambre de justicia
y la sed de vivir en plena gracia
que es amor que enardece la conciencia
y respuesta al Señor que nos creara
la justicia se nutre en santidad
venciendo los escollos de la estancia
donde el hombre habitando su entramado
derrumba los obstáculos que avanzan
y creciendo en las luces que alimenta
gime el hambre y la sed en su nostalgia
y al comer y beber total primicia
persevera buscando lo que sacia

supremo el ideal del pan de vida
que nos da el alimento que perdura
cual maná de la tierra sin fronteras
en la carne de Dios que nos acuna
ese pan y ese vino consagrados
aplacan esa sed en la espesura
y colman en el valle de los pobres
el hambre de beber aires de altura
en que el rostro del Padre ha de calmar
el deseo infinito en su premura
el hambre del Señor nos da el sostén

 
9
 


y la sed de su amor el agua pura

en el hambre y la sed de la justicia
se resume el andar de este desierto
que pronuncia palabras sin respuesta
y permite escuchar humilde cuenco
que es caudal de la gracia que redime
y derrama la fuerza en mis anhelos
de encontrarme fundido en ese cuerpo
de Jesús el sublime bebedero
y en su voz su palabra y su persona
el Señor va apagando mi lamento


   
 
10
 

Felices los limpios de corazón


Felices los que viven la pureza
que libra el corazón de mezquindades
encontrando el tesoro y su secreto
en la recta intención de sus afanes
el que busca anidar en el servicio
desligando su amor de vanidades
despojado de herrumbre que corroe
y abrevando en los puros manantiales
desechando la senda que es inhóspita
y buscando el descanso en los brocales
donde el agua de Dios se manifiesta
a los ojos que puros lo reclamen

la pureza del hombre se asemeja
al mismo creador que en esa estampa
ilumina con ojos de ternura
y apacienta en su seno con su braza
el hijo que se encuentra con su Padre
necesita escucharlo en su mirada
y al crecer la pureza de su vida
logra ver al Señor que lo restaura
y extasiado en la fuerza de su dueño
va gozando caudales de esperanza
sabiendo que afincado en sus destellos

 
11
 


en la eterna visión no habrá mudanza

felices los que aman la armonía
nacida en la pureza de su hora
y pueden entregar a sus hermanos
el fruto que se expresa en la concordia
pues el hombre que crece sabiamente
construye la hermandad que la apasiona
surgida del mandato del maestro
y respuesta que surge en su memoria
de quien lucha blandiendo aquella espada
que permite soñar ardiente rosa
y nos llama a ser fuego que en sus brasas
enciende con fervor de aquella glosa
que entrelaza con júbilo las manos
logrando en la unidad la ansiada joya


   
 
12
 

Felices los pacíficos


Llamados a vivir la paz del alma
son los hijos de Dios que le obedecen
instrumentos que anuncian la belleza
al gozar una paz que no se vende
y la ofrece con ansias inefables
quien la eleva en el aire que no muere
arriesgando sus horas en su canto
y plasmando su fuerza que detiene
iracundos y rudos enemigos
que intentan destruir la luz que emerge
el pacífico busca que su cántaro
derrame su licor hasta las heces

el hombre que ha crecido en ese espacio
se allega a redimir hondos rencores
y busca embellecer esos momentos
que permitan crear las ilusiones
del amor fraternal que regocija
y sirve a los que lloran sus temores
impregnando en la paz esa vertiente
que intenta recrear en sus mojones
la senda de la mística unidad
que nace en esa paz que vive el hombre
recibiendo el anuncio de que es hijo

 
13
 


del Señor cuya voz cambió su nombre

Dios es paz y pronuncia su misterio
y el pacífico busca proclamarlo
brindándose a servir a quien sufriera
la violencia en el monte o en el llano
derramando su amor hasta la sangre
por beber la conquista que ha logrado
al gestar la amistad reconciliada
de quien tuvo rencores con su hermano
es el Padre dador de toda gracia
quien suplica a mi puerta con su mano
que derrame el regalo de la paz
y reciba el calor del hijo amado


   
 
14
 

Felices cuando sean perseguidos calumniados a causa de mí


Felices cuando el mundo los insulte
despreciando palabras de profeta
cuando vean que anuncian la alborada
sin temer las intrigas que se acercan
cuando habiten humilde hostal de piedra
sin el brillo que lucen las estrellas
felices cuando fueran perseguidos
al clamar por el pan de la pobreza
cuando anuncien verdades que conmueven
porque nunca perece lo que enseñan
y al postrarse en defensa del doliente
arriesgaron la suerte que se entrega

felices cuando sufran la calumnia
que es mentira arropada en la malicia
cuando escuchen la danza de la muerte
que se ufana en matar la sinfonía
y anunciando palabras inefables
los entreguen al fuego que calcina
porque yo su maestro he sido herido
por injurias que hundieron sus espinas
en el frágil espacio de mi rostro
que encendió el entusiasmo por la vida
y murió salpicando aquella sangre

 
15
 


que restaña en los hombres toda herida

es la cruz privilegio del amigo
que se arriesga a morir en la estocada
por amor al Señor que me ha entregado
su amistad en la cruz aprisionada
soy testigo de Cristo que ha sufrido
y en audaz y profética palabra
ha buscado salvarme de aquel fuego
que es eterno flagelo que no pasa
yo bendigo al Señor y humilde entrego
las calumnias prisiones y mortajas
y hoy anuncio las luces que da el Verbo
cuando sé que podré beber la espada


   
 
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Felices los que sean perseguidos por causa de la justicia


El reino de los cielos ha llegado
en las alas del Verbo y su mensaje
provocando la fe de los que escuchan
o el rechazo de Cristo en su cordaje
el reino que esparciera su semilla
convierte su misterio en un paisaje
donde llegan los hombres que esperaron
el frutal que el Mesías en su tarde
entregó en la palabra luminosa
sabiendo proclamarla por los aires
que encontrando nostalgias de su escucha
descubrieron oídos que se abren

pero el hombre creyente en la palabra
inundado de fuego y de entusiasmo
comienza a difundir esa justicia
que es el sello de Dios que ha restaurado
y al verter las palabras del maestro
comenzó a practicar lo contemplado
viviendo la justicia en su tarea
y amparando al obrero ajusticiado
y al querer implantar esa defensa
y vivir la justicia que ha soñado
comenzó a recibir persecuciones

 
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y es el blanco de espadas y sarcasmos

el reino nos exige la violencia
de vivir obedientes al maestro
y sólo los violentos lo consiguen
cosechando los frutos del esfuerzo
como Cristo implantara su palabra
y vivió su martirio en alto fuego
asimismo el discípulo derrama
la sangre en las heridas del acero
por ser fiel al amigo que entrañable
le promete su sede en aquel reino
porque lucha hasta el fin de su carrera
y se inmola en la mesa del cordero


   
 
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