INDICE

Algunas palabras


Cuando se siente que cierto libro de poesía se transforma, entre nuestras manos, en una flor, conviene que entendamos que se trata de una rosa.

No sucede con frecuencia.

También es necesario, en este caso, comprender que un misterio se despliega ante nuestros ojos, lo cual ocurre porque algo o alguien se está adueñando profundamente de nuestro corazón.

Este libro comienza en su punto central, el corazón del pastor desde donde, en sus iluminaciones, se van abriendo, progresivamente, los cinco pétalos que hacen resplandecer: la presencia de la Trinidad, la imagen de María presidiendo la Iglesia - nave peregrina-, el Reino y la contemplación del propio tránsito del pastor, legado precioso, hacia ese Reino.

Este libro es la rosa que canta el misterio de Dios y de la Virgen, ágape fundamental, nupcias sagradas que abren las puertas al nacimiento del Hijo, y su

 
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ofrenda de redención por nosotros.

Nosotros, cada uno en su soledad individual, recibiendo la Palabra. Y todos en racimo.

Este libro de poesía es sólo una rosa. Nada más ni nada menos; prenda justa de salvación, la cual no significa otra cosa que la supremacía del amor y la paz.

Hagamos silencio.

Internémonos en sus páginas, y sentiremos la abundancia y el crecimiento de la luz.


Ana María Francia

   
 
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EL SEÃ'OR

A Dios Padre


Oh Padre de los cielos
en quien viven los dones que has creado
escucha los anhelos
del hombre que has amado
y con toda bondad has recreado


infinita grandeza
el amor que te nutre en la venida
del Hijo en su riqueza
que baja a nuestra herida
convertido en esclavo por mi vida


por tu Verbo creaste
el destello que anuncia tu figura
en obras que alumbraste
con luz que me asegura
la sublime visión de tu estatura


transformas al humano
en el hijo deleite de tus ojos
recreas con tu mano

 
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al hombre y sus enojos
trastrocando en amor viejos despojos






tú cubres con tu manto
los pájaros del cielo que te alaban
las flores que en su canto
nostalgias expresaban
y a tus hijos que huérfanos estaban


ovejas congregaste
junto al Hijo pastor de tu rebaño
tu voz allí plasmaste
su cruz expulsa el daño
y las libras de todo desengaño


tú llamas presuroso

 
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a los seres que lloran de alegría
sabiendo en su alborozo
que ofreces en tu día
el eterno manjar que apetecía


tu amor Padre bendito
reclama de mis ojos la presencia
tu cielo que infinito
añoro en mi paciencia
será plena visión por tu clemencia







tu seno venturoso
la matriz de la vida recreada
es místico reposo
en tierra desolada
y certeza de amor acrisolada

 
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oh Dios, tú que inefable
abrigas a tu débil creatura
tan sólo es habitable
en esta tierra oscura
el tiempo que en amor la vida cura


   
 
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El Verbo


Oh Verbo que engendrado
por el Padre en su seno luminoso
tu gloria has regalado
y expresas misterioso
el rostro de tu Padre majestuoso


tú mismo al encarnarte
hoy entregas tu vida inmarcesible
viniste para darte
al hombre que falible
es llamado por Dios a lo infalible


tu amor el que eligiera
el pesebre en el seno de María
allí la medianera
en sol de hermoso día
cobija tu persona en su alegría


tu amor que es infinito
no encuentra entre los hombres la respuesta
que clama en débil grito

 
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e intenta en pobre gesta
el mortal que a tu amor su amor le resta






tu cuerpo sacrosanto
que engendrara aquel cuerpo de la iglesia
el pan para mi canto
y el vino que se precia
en colmar esa sed que tanto arrecia


pastor que nos conoces
y escribes nuestro nombre en tus entrañas
descubres nuestras voces
latiendo en tus montañas
y en el agua de vida nos restañas


tu pasto el que alimenta

 
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la vida que en redil has cobijado
es luz que siempre alienta
tu amor el que ha mostrado
la infinita bondad de tu cayado


tú solo eres camino
la verdad y la vida redentora
brindando peregrino
la sangre intercesora
en bálsamo de paz y luz de aurora






tu cruz aquella gloria
donde vivo seguro de mis pasos
conquista de tu historia
que es gracia en tus abrazos
y es el fruto de amor que dan tus brazos

 
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triunfante resurgiste
con tu cuerpo en la luz glorificado
por siempre allí me diste
el cuerpo restaurado
y en la gloria mi tiempo consumado


   
 
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El Espíritu Santo


Espíritu divino
manantial de vivencias inefables
disciernes el camino
de tiempos perdurables
y concedes tus dones inmutables


tú vives en el alma
que teñida en la sangre regalada
reposa en viva calma
se sabe restaurada
y escucha tu palabra embelesada


carismas tú repartes
al hombre y en tus luces te recibe
piadoso le compartes
el don que lo revive
y en común amistad tu bien exhibe


es tuya la tarea
de lograr comunión en el creyente
tu don el que aletea

 
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concede la vertiente
y produce la unión siempre ascendente






tú alertas la conciencia
en mociones que el alma reconoce
conduces con tu ciencia
tu voz no desconoce
el hombre que tu música conoce


Espíritu paterno
que a filiales acentos nos induces
tu voz la del Eterno
ferviente tú trasluces
y en viva filiación nos introduces


Espíritu del Hijo

 
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que reclamas a fuego la obediencia
aquélla que predijo
viviendo su experiencia
el Señor abismado en tu presencia

Paráclito que asistes
a la iglesia de Cristo peregrina
de sol su tiempo vistes
en bien de quien camina
sus pies en la palabra que lo anima







invitas al cristiano
a llevar la noticia salvadora
a todo ser humano
que a Dios su luz implora
y apetece vivir su nueva hora

 
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el Padre en tu amor vive
proyectando su ser al Hijo amado
el Hijo en ti concibe
brindarse consumado
con el Padre en tu Amor inmaculado


   
 
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LA MADRE Y LA BARCA

María


La Madre de Jesús
el pastor que a los hombres alimenta
entrega con su luz
la vida que sedienta
espera la majada que apacienta


María fue entregada
por el Hijo a su pueblo el elegido
en súplica postrada
ofrece su latido
el vivo manantial que ha florecido


estrella esplendorosa
a su pueblo acaricia tiernamente
escucha presurosa
la voz que en su alma siente
de los hombres que buscan la vertiente


sus ojos se deslizan
amparando el andar enmudecido
de seres que precisan

 
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el canto que ha surgido
en las voces del Cristo renacido






sus manos acompañan
indicando el camino de los cielos
sus labios no se empañan
y abriga en sus anhelos
abreviar el dolor en los desvelos


cual madre nos congrega
en familia formada por cristianos
es barca que navega
y es ancla entre las manos
del que busca vivir con sus hermanos


María Madre pura

 
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transforma en esperanza el desengaño
su mística figura
disipa todo engaño
y engrandece el amor de su rebaño


   
 
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Nave peregrina


Iglesia peregrina
que congregas cual madre al ser humano
al hombre que camina
huyendo tiempo vano
y descubre tu pecho sobrehumano


cobijas la majada
que el Señor te dejara constituida
reclama tu mirada
la unión que fue pedida
por tu esposo divino en su partida


tus frondas van unidas
a la vid fundamento inmaculado
racimos son las vidas
de hijos que han buscado
responder al amor que han cosechado


proclamas la palabra
y regalas tu gracia en sacramentos
tu amor el que así labra

 
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en horas de tormentos
al que busca la paz en sus lamentos





anuncias el mensaje
del reino de Jesús que fue instaurado
recorres largo viaje
llamando al que postrado
necesita su tiempo transformado


perdonas al que llora
humilde pecador arrepentido
eliges esa hora
de tiempo redimido
y devuelves la paz que haya perdido


el pan la Eucaristía
congrega a los hermanos en la mesa

 
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la sangre que vertía
la cruz que humilde reza
la regala el Señor por su promesa


tú vives la obediencia
al pastor que Jesús te haya ofrecido
divina providencia
que siempre habrá elegido
apóstoles que expresen lo vivido






los pobres y dolientes
en tu casa descubren propio alero
sus voces que sufrientes
alaban al Cordero
y descubren amor que es verdadero


 
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María Madre pura
que recibe la iglesia como herencia
conquista tu hermosura
familia que en tu esencia
eres Cristo en su viva trascendencia


   
 
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EL REINO

El reino

I


El reino que anunciado
por Jesús en las tierras de Judea
exige restaurado
al hombre que desea
convertirse en la luz que lo recrea


los pobres son felices
nos indica el Maestro en su estatura
reclaman aprendices
vivir de la figura
que Jesús les entrega en agua pura


felices los que lloran
gimiendo en su nostalgia atardecida
trabajan porque añoran
la libertad sufrida
en torrente de paz amanecida


feliz aquel creyente
que construye esa paz con el hermano
será Dios indulgente

 
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lo hará con propia mano
convirtiéndolo en hijo y en hermano






felices los que viven
en pureza de amor sus ilusiones
verán cuánto describen
las místicas razones
contemplando al Señor entre sus dones


feliz el que padece
por el hambre y la sed de la justicia
amor su vida ofrece
será su Dios delicia
ya saciado en la tierra que acaricia


feliz el compasivo

 
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que se apiada del hombre que ha pecado
en tiempo que es esquivo
verá su amor regado
y en eterna bondad recompensado


feliz el que paciente
acepta caminar en sinsabores
el Hijo que doliente
vivió nuestros dolores
dará consolación en sus ardores






feliz el perseguido
por amor de Jesús crucificado
tendrá su rostro erguido
y en cuerpo profanado
cantará con su himno enamorado


   
 
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El reino

II


Jesús en su lenguaje
enseña la riqueza que inefable
adopta aquel ropaje
parábola inefable
en diálogo de amor inenarrable


mi reino cual semilla
sembrada entre los surcos de un terreno
en hora de la trilla
produce fruto bueno
en la tierra que fértil da su seno


el reino se parece
a la perla que joya tan preciada
aquél que la apetece
espera en su mirada
y se esmera en tenerla conquistada


el reino cual tesoro
escondido en los surcos de la tierra
descarta todo el oro

 
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y bienes de tal tierra
por comprar aquel campo que lo encierra






cual red tirada al mar
que recoge los peces que allí bregan
el rey al contemplar
los hombres que navegan
los invita a la barca donde allegan


oh pequeña simiente
la menor entre todas las semillas
plantada en la vertiente
tu porte en el que brillas
el mayor entre plantas muy sencillas


el trigo y la cizaña

 
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crecen juntos pugnando su terreno
será brillante hazaña
que el trigo en rostro ameno
produzca al combatir el fruto bueno


humilde es el comienzo
del reino de Jesús en esta vida
emerge en tiempo denso
y al fin verá crecida
como el árbol la sombra enriquecida






el reino ya ha llegado
entonen con amor bellas canciones
alivio al fatigado
devuelvan bendiciones
e iluminen la tierra con sus dones


   
 
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ILUMINACIONES DEL PASTOR

La palabra del pastor

I


Rebaño iluminado
donde el Padre me hizo su testigo
yo soy el enviado
que ofrece de su trigo
y al hombre lo recibe como amigo


el hijo que sencillo
de pobre corazón y humilde brasa
descubre en aquel brillo
de cielo que no pasa
el secreto de amor que lo traspasa


mi Padre se ha mostrado
en el plan redentor que ha concebido
ustedes han gozado
redil enaltecido
en la mano que salva al desvalido


sublime aquella alianza
que del cielo trajera tal ventura
el hijo en su alabanza

 
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dirige a grande altura
gratitud y bondad en su alma pura






yo soy camino y vida
la verdad engendrada eternamente
mi voz la que convida
llamando en voz paciente
a gozar mi presencia mansamente


ustedes los sarmientos
yo la vid que alimenta sus entrañas
en medio de los vientos
y en horas muy extrañas
soy la fuerza y sostén de sus hazañas


soy pan y vino nuevo

 
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alimento al redil con mi comida
a muerte yo me atrevo
buscando con mi vida
rescatar al mortal con mi bebida


   
 
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La contemplación del rebaño

II


Señor que pastoreas
al humilde mortal que te ha ofendido
celoso lo recreas
y entregas al herido
el bálsamo de amor allí encendido


cobijas al enfermo
socorriendo su cuerpo atribulado
velando cuando duermo
tú vives a mi lado
remediando el dolor que me ha llagado


esposo que visitas
en alianza esponsal a quien te ama
escucha aquellas cuitas
de esposa que reclama
y llénala de amor preciosa llama


amigo que inefable
abrigas confidencias de tu cielo
en música habitable

 
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inundas nuestro suelo
que pretende danzar en alto vuelo






cual padre providente
cobijas en tu palma a quien te implora
escuchas indulgente
al hijo que te llora
y en tu seno se postra en voz que adora


mendigo que indigente
golpeas en la puerta abroquelada
que engolfa en la vertiente
y en hora aprisionada
no descubre el sonar de tu llamada


camino que infalible

 
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nos regalas tu amor enardecido
tú ves como posible
en tiempo ya elegido
engendrar tu palabra en pobre nido


verdad que nos respondes
cuando vemos atajos insalvables
jamás te nos escondes
y en horas inefables
estallas en canales insondables






pastor de nuestra vida
generoso guardián que nos defiendes
tu paso da cabida
al fuego que tú enciendes
en la cima de amor adonde asciendes

 
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cual novio has elegido
visitar con ardor tu prometida
tú mismo has requerido
amor en esa herida
que reclama la perla amanecida


cantor tú que enamoras
a la esposa que vive de tu encanto
derraman luz tus horas
endulzas todo llanto
y escucharte es la gloria de tu canto


experto jardinero
que iluminas la tierra con tus flores
tus pétalos venero
y añoro en mis clamores
el tiempo de espigar y sus albores


   
 
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LEGADO

La hora del tránsito


Oh tránsito que vienes
anunciando el comienzo de la vida
dejando entre tus bienes
la llave en mi partida
con que ingreso a la tierra prometida


las horas de este suelo
cual sendero me llevan a la gloria
yo sólo busco el cielo
y guardo en la memoria
el final de mi breve trayectoria


tú altura que inefable
es misterio que abriga mi esperanza
ni el ojo vio palpable
ni oído en su templanza
imaginan la gloria de su danza


oh Padre de mi celo
en larga procesión busqué tu casa
hoy brindas el consuelo

 
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la gloria que no pasa
donde siento tu amor el que me abraza






mendigo en mi existencia
sólo puedo clamar en noche oscura
viviendo tu indulgencia
que en joven criatura
intenta edificar a gran altura


Señor mi vida es tuya
mis raíces conservas en tu suelo
no dejes que destruya
mi tiempo algún desvelo
que es pequeño a la luz que da tu anhelo


te entrego yo mi vida

 
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la misión el trabajo y sinsabores
mi andar que sólo anida
vivir entre tus flores
y en la eterna canción de tus amores


tu Madre me acompaña
como madre feliz del alba mía
su amor nunca se empaña
e invita cada día
a beber en tu dulce melodía






Espíritu divino
que me habitas en gracia regalada
enséñame el camino
que lleva a la morada
donde el Padre me aguarda en mi alborada

 
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oh día jubiloso
en que Dios con sus voces me ha llamado
su amor es mi reposo
sus ojos me han mirado
y descubro la gloria que he buscado


   
 
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