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Liminar


El libro Cánticos de la selva constituye un núcleo simbólico de relevante importancia en la poética de Carlos Antonio Pérez.
La selva conforma el itinerario del peregrino a través de los avatares de la vida. En efecto, si pensamos en el pecado original el peregrino parte de una zona oscura y enmarañada que ha de signar toda su existencia bajo la sombra de la memoria del paraíso perdido.
Debido a esto, si bien en esta lírica siempre aparece una luminosidad acompañante proveniente de la providencial gracia de Dios, no se puede evitar el combate espiritual permanente entre las zarzas de la selva oscura.
Así, hemos elegido dividir el texto en dos partes: aquella donde predomina cierta penumbra y luego la que contiene la luz y la esperanza.


Ana María Rodríguez Francia. U.N.C.

   
 
1
 

Selva


Selva que te escondes en tus álamos
entonando canciones de tus aves
irradiando el perfume de los pétalos
y ofreciendo misterios en tus aires
yo no puedo beber tanta riqueza
empeñada en los trazos de tus valles
y quisiera encontrarme con tu esencia
que sólo en su destello se me abre
he buscado en tus ripios y senderos
dibujar en mi alma lo que esparces
tu belleza y tu ardor que se cobijan
en medio de tu intrépido follaje
escucho cuantas veces te visito
mensajes que en silencio tú repartes
invitando a vivir bajo tu sombra
y a comer de los frutos que me sacien
tu mundo es un hallazgo generoso
para quienes abrevan en tus calles
y conquistan mis ojos tus vertientes
en la sed de gozar de tu paisaje


   
 
2
 

I

.












Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.
Dante Alighieri
Commedia, Canto I, 1-3


   
 
4
 

La brisa

(Libro El agua que está viva)


Vi que la noche en su caudal guardaba
gratos recuerdos y fecundos lares
que maduraban en oscura selva
para mostrarse en mi precario valle
he contemplado con afán de niño
los pensamientos que la noche trae
diseminados en el tiempo fértil
siempre dispuesto a cosechar verdades
que hacen del hombre aquel actor que encierra
esa experiencia que feliz extrae
de su sendero y sus cavilaciones
donde ha forjado su eficaz ensamble
con trascendente realidad que busca
esa mirada en que los ojos traen
los grandes tiempos y floridos montes
donde descanso en mi pequeña nave
y vigorizo mi esperanza cierta
de aquella brisa que recorre el aire


   
 
5
 

Poema del caminante

(Libro Los odres)


Soy caminante de la selva
que peregrina con sandalias derruidas
y busco trémulo en mis manos
acaparar tanta belleza que se expande
menesteroso en esta tierra
voy navegando por los mares de mis sueños
y sé que el tiempo con su llama
ha de inflamar con su calor mi humilde viaje
vuelo detrás de la rapsodia
aletargado por las voces de sus notas
y jubiloso en mi recinto
preso del canto voy hurgando el pentagrama
quiero vivir hasta en la noche
cuando el cansancio se hace fuerza de mi sueño
porque la vida de mis venas
no ha de callar ante mis ojos que dormitan
quiero ser hálito de luz
y recoger aquel timón de mi esperanza
que me recibe en la intemperie
y recupera mis delicias de la tarde
soy soñador de nuevos tiempos
y he de vivir adivinando en su preludio
esa riqueza que me inquieta
aunque no escuche las trompetas en la noche

 
6
 


veo una estrella en lontananza
que sólo puede perfilarse en sus reflejos
pero en el aura de su estilo
quiero beber las maravillas que me anuncia


   
 
7
 

Voy escuchando aquellas voces

(Libro Meditaciones)


Voy escuchando aquellas voces
que cada día diseñaron mi pradera
veo la sombra de la tarde
esclareciendo telarañas que me cercan
sé que no puedo comprender
pero aparece esa verdad la que me enseña
y allá a lo lejos contemplando
escucho cantos misteriosos en la selva
copos de nieve que flotando
son pinceladas de otro tiempo que se allegan
sé navegar en alta cumbre
donde vertientes entrelazan su destreza
al descender del arduo monte
y proclamar que en las alturas ya no hay guerras
vivo muriendo en este suelo
que me dejara tanta vida en su corteza
pero soñando voy despierto
al rosedal donde mi verbo siempre reza
cuán misteriosa nuestra vida
que se trasvasa con pasión en esta tierra
pero descansa solamente
cuando descubre los umbrales que la esperan
luz y canciones se han alzado
cuando los urgen los acordes de la siega

 
8
 


sueño feliz el de aquel hombre
que siempre muere por vivir en alta esfera
que en este campo enmalezado
surgen los trinos de las aves cuando vuelan
en aquel campo inesperado
toda canción que ha comenzado será eterna


   
 
9
 

Mientras llega aquel puerto

(Libro En la frontera)


No he podido beber en rosedales
ni he sabido danzar entre malezas
he buscado enclavar mi humilde techo
en los huecos perdidos en la selva
he vivido en las voces de la tarde
contemplando el ocaso que se acerca
he sufrido las noches de la vida
saboreando riquezas de su esencia
he querido cantar en la mañana
por el día que surge y me recrea
he visto los relámpagos que anuncian
el misterio que al hombre lo desvela
y he comido en los valles silenciosos
el frutal que sus gotas me ofreciera
bendita creación la que se muestra
y me impulsa a alabar su primavera
estrellas que me observan en la noche
proclaman tenue luz pero muy bella
riquezas de la tarde y el estío
entregan madurada su cosecha
servidores que ofrecen su alimento
y su propia vertiente la postergan
gemidores de tiempo de infortunio
y poetas que labran lo que expresan

 
10
 


creaturas de Dios que en sus matices
enriquecen el sello de su herencia
instrumento de paz que se convierte
y en serena bondad mi tiempo alegra
hoy canto la belleza del espíritu
mientras llega aquel puerto que me espera


   
 
11
 

Regocijo del alma

(Libro El intento de Dios)


Regocijo del alma la pobreza
y encontrar esa paz que me descansa
y morando en la selva o en el campo
descubrir que sus ecos no se apagan
conquistar en los tiempos de sequia
el fruto que me ofrece la montaña
y vivir el preludio de la fiesta
entonando versiones que la engarzan
es la paz primogénita en el tiempo
de la pura verdad que fue regada
por la sangre que nace del amor
y el agua que en la sangre está hermanada
en un gesto de hondura que inefable
e inefable es la voz de la mirada
en el hombre creado y redimido
pacifica se torna la confianza
porque Dios que inundara nuestro suelo
recoge las espinas que amordazan
y tomando mi vida entre sus manos

entrega aquella paz que está en su carpa
removiendo el tropel de oscuridades
que impiden renacer en nueva zarza
...

 
12
 


Felices los pacíficos que buscan
revivir y entregar la paz del alma
aquéllos que el Señor lleva a su celda
por ser hijos que viven lo que cantan


   
 
13
 

Versos de la tarde

(Libro Recodos del silencio)


Releo versos en la tarde
cuando he palpado los rigores de la espera
donde me aquieto en el silencio
que he perseguido en los esfuerzos de la selva
quiero morar en el descanso
donde percibo el aletear en alta esfera
de aquel ignoto pensamiento
que me reclama las honduras de la cena
donde descubra sus matices
y eche raíces que se guarden en mi tierra
toda palabra en sus anuncios
arroja luces que texturan mi sapiencia
toda verdad exige tiempos
donde persisto en descubrir lo que me enseña
la noche ofrece entre la sombra
relampagueantes regadíos en mi esfera
que ha de brotar en nuevas mieses
y finalmente arrojarán una cosecha
toda existencia es una brisa
que va gestando ramilletes que me entregan
el guarecerme de los vientos
en la sencilla poquedad de mi querencia
allí descubro claridades
que han encendido las paredes de mi tienda

 
14
 


para poder deshilvanarlas

cuando procuro el manantial que me revela
aquella luz insospechada
donde he podido conocer mi sementera


   
 
15
 

Venciendo las penumbras

(Libro El vacío del tiempo)


Venciendo las penumbras
engolfando esperanzas en mi pecho
añorando la tierra que entregara sus mieses
rehago mi camino entre los surcos
aliento el corazón con los bríos que impulsan
a beber el silencio en la palabra
a enraizar mi existencia
en el misterio fecundo
a ensayar una senda promisoria
a empalmar mi carrera
con la voz que surgiera de una brisa

consagro con las huellas de mi andar
el deseo de ver entre las sombras
el intento de hallar algún tesoro
en intrépido paso
que promueva mi tiempo encanecido

mi vida ha conocido oscuridades
en la humilde concordia con las luces nocturnas
en la faz de la selva insospechada
en la blanca espesura de la nieve que hiere mis pupilas
en la voz silenciada por un leño cruzado

 
16
 


visualizo el secreto de la tarde
recorro los mojones que detentan la línea del camino
y abrigo en el silencio
esas redes que el cielo me depara


   
 
17
 

He querido morar

(Libro La voz del sol)


He querido habitar tiempos de selva
donde moran temibles alimañas
que pueblan el recinto de los árboles
como parte del antro de la fauna
y he buscado en cipreses esa flecha
que erige su bastión en tierras altas
diseñando en el suelo aquella alfombra
esmaltada con hojas de sus plantas
he buscado la sombra de sus copas
y he escuchado en la alondra lo que canta
recorriendo la selva interminable
con panales y abejas en labranza
he comido la fruta de sus árboles
y anhelado volar hasta las palmas
que en altura provocan el descanso
y descansan mirando lo que sanan
la selva el escondite que cobija
intrépidos acordes de las almas
y descanso vital del caminante
que repara en gorjeos lo que enclava


   
 
18
 

Tregua de mi sendero

(Libro Sinfonía del alma)


Descanso de la noche
la tregua que provoca mi sendero
intrépido el impulso vespertino
que se adentra
gustando los destellos
sembrados en la costa del río
transitando penumbras
serpenteando en el ripio
indagando visiones que en la noche me envuelven
arreciando canciones de la selva
y naciendo en la faz
de la oscura vertiente

cabalgando, encontré cañaverales
y soñando vi mundos de la infancia distante
abrevé con el eco de una idea
deseos de beber un agua clara del río torrentoso
añoranzas postradas por su ruego
nostalgias de una aurora en su alegría
y ese sueño que criba mi fabril existencia

despierta cuando surge el ventisquero
empinando la cuesta en su ladera
destellando en su nieve

 
19
 


que disipa la nocturna expansión
de la sombra que vuelve aquilatada


   
 
20
 

Vestigios de la gloria

(Libro Sinfonía del alma)


Vestigios de la gloria
destellos de tu paz en la mirada
de niños inocentes
que ofrecieron los rayos de tus ojos
tu sonrisa en sus labios
luminarias en noche taciturna
y en clamores tu amor fue señalando
el hallazgo del hombre en su refugio
vivencias en los tiempos desiguales
fervoroso cantar en tu mansión celeste
letanías que aclaman tu alabanza
escuchando mi vida
que añora confundirse con tu vida
entregando senderos

con tus pasos sedientos de mis pasos
allanaste el camino de la selva frondosa
iluminaste el tiempo llenando mi vasija
y renaciste al hombre llorando sus harapos

recorriendo sus huellas en las horas nocturnas
al abrazo del hijo te abajaste
cansado sudoroso lacerado
y encontraste la rosa que buscaban tus ojos

 
21
 


la abarcaste en tu mano

la llevaste en tu palma
la cuidaste en los aires de voces del desierto
y gozaste el descanso
en textura de tiempo señalado
coronando la sien que te buscara
abrigando el cansancio de su estela
...
En la música viva de tu amor compasivo
en la plácida sombra de tu casa
en la noche abismada en esa sombra
una estrella nació de la espesura
y el sol se hizo visible
por la espléndida hora del encuentro


   
 
22
 

Anudando recuerdos

(Libro El secreto de la tierra)


Alarido del alma aquel preludio
del encuentro del hombre con su cruz
que redime el andar de su velero
pero duele en la sangre que se exhala
alarido del alma aquella herida
que golpea esculpiendo cada gota
y anuncia la vital epifanía
del que recibe allí su propia senda
y anudando recuerdos y esperanzas
camina por la selva en que aparece
la espada caudalosa de los vientos
y el cantar jubiloso de los pájaros


   
 
23
 

Tras la visión

(Libro Los odres)


Corro emulando la visión nocturna
sembrando flores con mi pensamiento
y oyendo voces que portaron ráfagas
de vientos nuevos en gentil promesa
crujen la selva los enhiestos bosques
que se interrogan en audaz postura
sobre su origen y su transparencia
en pos de un arca que navega el cierzo
la paz, el fruto del andar valiente
muchos esfuerzos requirió su alianza
hasta abatir el pajonal que cae
bajo cuchillas que semejan rocas
y enarbolar un manantial de fuego
prontos a dar un sembradío cálido
donde sumerge su pesar el hambre


   
 
24
 

Tierra silenciosa

(Libro Veinte sonetos y un cantar)


Fui sembrado en la tierra silenciosa
que buscara ser fértil en sus mieses
desechando pedradas y reveses
por verter de mi pecho aquella glosa

que pudiera gestar la bella rosa
que en mis horas proclama con sus preces
la mística riqueza de las mieses
y engalana vergeles de mi choza

he volado los aires que han surgido
de vientos impetuosos que han talado
los montes y la selva en su vagido

y la rosa se guarda en su vallado
aspirando esa paz que hayan bebido
sus racimos en tiempo amamantado


   
 
25
 

Donde el pájaro vuela

(Libro El canto del juglar)


Has tomado mis manos
con amor en tu diestra
y has corrido conmigo
entre ramas y piedras
he buscado tu halo
en la fuerte tormenta
y bebido tu aroma
en la paz de tu cena
yo te busco Señor
en la noche y la selva
y en el niño que llora
y en la voz que está enferma
no podría dudar
si las horas se quiebran
de tu don trascendente
donde el pájaro vuela
y conquista su nido
que en su techo lo espera


   
 
26
 

Caminando en la selva

(inédito)


Caminando en la selva solitaria
poblada de alimañas
contemplando los bosques
y esa fauna que emerge en su peligro
descubrí aquella senda
borroneada de piedras
y de espinas feroces
y entre huellas perdidas
entendiendo que el paso por la vida
cual duro itinerario
de momentos que claman su reposo
y búsqueda sin pausa
de la senda que huye
del monte que la trajo hasta su sima
he podido al final
desenvolviendo pasos
reencontrar el sendero
escondido
que guarece su trazo en el misterio
ofreciendo la sed de sus entrañas


   
 
27
 

Contemplé la cima

(inédito)


Contemplé la cima
del monte enmarañado y pedregoso
una voz me ha llamado
a escalar una cuesta en plena noche
desbaratando abismos
que ahuyentan el paisaje

comprendí el desafío imponderable...
no podría vivirlo en soledad
sin apoyo en los hilos de un perfilar humano
...
la respuesta surgió de la montaña...

Yo te llamo y no dudes,
Que te daré el sendero caudaloso
el agua de la vida
el pan que te sostenga
la palabra cual brújula infalible

aguarda como el niño
y persiste gritando tus clamores
y canta con la voz de la plegaria
y gime con el salmo

 
28
 


la cima llegará para tus pies

tus pies ensangrentados
con la sed de beber en manantiales
con el peso de los hombros
con el hambre inaudito
de buscar el descanso en las espinas
en el agua que corre entre las piedras
escuchando el misterio
o sufriendo tormentos de la tarde
...
II

El sendero es rebelde
pero sé que sin él yo no podré escalar
la vía me lleva con la fuerza del viento

el Señor que me llama desde adentro
es mi fuerza mi paz mi morada
me perdona falencias me abarca en cada llanto
conoce que no puedo navegar en la selva
él sabe que no puedo
pero muestra su rostro

 
29
 


y me guarda en la herida de sus ojos
cobijando mis pasos impotentes
...
todo puede en aquel que me conforta

me levanta del suelo
y me vuelve a llamar desde la cima

yo no puedo llegar en mi impotencia
y el me sabe llevar entre sus palmas
me entrego en la confianza de su amor
mis párpados se cierran y no veo
pero creo

Dios es luz
el camino
la verdad

y me debo al total peregrinaje
sin mirar hacia abajo
sin mirar hacia atrás
sin quebrar el sendero
¡él resuelve secretos imposibles!

 
30
 



yo creo en ese amor
yo creo en su llamado y en su gracia
yo creo en las bondades de su diestra
yo creo en la mirada de su rostro
yo creo en esa fuerza de sus manos

mientras camino

hacia esa cumbre que surge esplendorosa...


   
 
31
 

Esclavo que es redimido en su cadena

(inédito)


Redimen sus cadenas
esclavos que vivieron sumergidos
engendro en libertades
que aprender a volar en plena selva
conquistan la verdad
sonriendo a la vida en otra etapa
corrigen sus errores
y ansían redención en su misterio
caminan indagando
las voces que entonaran hombres libres
queriendo guarecerse
con honda mansedumbre en sus hostales
oh feliz libertad
que doblega tifones de los mares
oh sublime verdad
que arroja vendavales del engaño
oh profunda justicia
que basa su armamento en el amor
libertad es la joya
que no puede perder el soberano
que dueño del sendero
nació para vivir en pleno día
con voces que lo expresan
y entonando canciones en la cima


   
 
32
 

Yo sé nadar

(inédito)


Yo sé nadar entre las aguas
y cobijarme entre las olas apacibles
sé cabalgar cuando presiento
que mi destino se detiene en lo imposible
siempre sabré que en los espacios
de la penumbra que se cierne cuando oprime
habrá luciérnagas ocultas
que me deslumbren con su canto que redime
busco en mi esencia corretear
hasta llegar hasta los tiempos de quien gime
el monte santo que me aguarda
él me cobija con amores indecibles
ante sagrada epifanía
yo me detengo luego corro y al fin vuelo
quiero ser parte del que vive
que he de buscar entre las noches impasible
y el sol que luce con su brillo
el día santo que entre sus alas me cobije
se deletrear en la confianza
aquellas letras que pregustan cuando dicen
y ellas reclaman con ardor
juvenecer en la victoria de algún cisne
quiero morar entre la selva
y en altamar o en la montaña en días grises

 
33
 


pero anhelando ver la huella




del que me busca en su pasión irresistible
hasta encontrar esa respuesta
que pueda dar el que en sus alas me reviste
y realizar mi vida toda
en el oasis de aquel seno que me asiste



   
 
34
 

Evocación

(Libro Las Voces)


Evoqué los recuerdos que le dieran
renacido vigor a mi existencia
entre cánticos llenos de su historia
en el cántaro fiel de mi pradera
evoqué aquellos nombres de otro tiempo
encendidos de música su estrella
que entregaran la paz que da la noche
cuando busca el descanso en plena selva
irrumpieron veloces en mi pecho
las luces que procuran con su ciencia
impregnar de sus rayos al desnudo
y vestir con amor sus inclemencias
amparando las voces sumergidas
y nutriendo los ojos que se aprestan
a alcanzar contemplando las delicias
del diálogo que nace en su sapiencia
de mortales que fijan su esperanza
en la cálida estirpe del que reza
y buscan en la página del tiempo
recoger las bondades que aletean
y anunciar el supremo repertorio
del amor la verdad y la pureza


   
 
35
 

II

..














entremos más adentro en la espesura
San Juan de la Cruz, Cántico espiritual, 36




   
 
37
 

La luz del verano

(inédito)


He vivido en la selva
escuchando su canto
sus espléndidas flores
y el hogar de su trazo
que me invita a esperar
lo que entrega su campo
manantial de agua dulce
y granero del amo
que reparte feliz
en la luz del verano
los frutales maduros
y el cantar de los pájaros
la vertiente que nace
y alimenta los brazos
del obrero que aguarda
celebrando el hallazgo
a la alondra que ensaya
recitales del astro
luminaria del día
y apacible remanso


   
 
38
 

La selva

(Libro Raíces)


Encierras en tu cuenco
vigorosa canción
que emerge entre los árboles esbeltos
y nace de los pájaros cantores
que invitan a rumiar
tu frondosa vertiente de flores silenciosas
tu cálida belleza entre los álamos
la augusta densidad de tus vergeles
tú miras a los hombres
con tus ojos henchidos de cantares
que nacen en tu prado
ceñido por el aire de tu vértigo
que teje la certeza
de beber de aquel agua que me ofreces
cristalina y piadosa
con quien busca sediento tus frutales


   
 
39
 

Sé que la noche guarda...

(Libro: "Libro de la noche")


Oigo la voz purísima del Verbo
escucho madrigales en la selva
recojo los recuerdos de la infancia
corriendo hacia la casa de mi huerta
vivo los resplandores del crepúsculo
canto la eterna gloria que ya llega
adivino la médula del alma
que busca amaneceres en cosecha
sólo en aquel jardín cuya fragancia
perfuma con sus pétalos la siembra
y en puros rosedales que en su cumbre
saben embellecer toda faena
oigo el murmullo suave del arroyo
navegando su música en las piedras
quiero reconocer en cada gesto
la música de Dios que está en su cuesta
busco comer el pan del blanco trigo
fruto que germinal está en mi brecha
ahondando sus raíces en el surco
donde surge la humilde sementera
canto en la sinfonía de los pájaros
sé del esfuerzo grande de la siega
coreo aquellas páginas que enuncian
alabanzas que lucen su diadema

 
40
 



difundo la palabra proverbial
que dio vida al arado de la tierra
y sé que las vertientes navegaron
bañando con sus voces mi pradera
sé que mi faro sabe de la noche
sé que la noche guarda lo que espera
mientras vive en rocíos luminosos
inmersos en la faz de las estrellas


   
 
41
 

El Dios itinerante

(Libro Añorando la cima)


Oh Dios itinerante que ensamblas corazones
que vieron en tu Verbo la página gloriosa
escrita entre la selva o el mar que se desglosa
y brinda a cada paso caudales de ilusiones


conoces de los hombres las hondas pretensiones
de hallar puerto seguro gemido que se posa
en íntimos senderos vergel donde reposa
viviendo en tu frescura cargada de emociones


oh Dios que te extasías mirando la creatura
la obra de tus manos que muestra tu presencia
y espejo de tu vida que anuncia tu figura


abísmate en mi nada que es pura complacencia
yo vivo en tus fulgores la gloria prematura
de eterno paraíso que entrega tu clemencia


oh Dios tu amor divino reclama su respuesta
y el hombre en su pobreza revive su estatura


   
 
42
 

Las glorias de Dios

(Libro Poemas contemplativos)


Escribir es narrar tus maravillas
contemplar tus milagros y tus obras
desandar mi camino hasta tus plantas
descubrir la belleza de tus coplas
navegar en tu barca sacudida
sin temer el rasguido de las olas
dibujar en tu senda la verdad
cobijando palabras en mi boca
abrevar el caudal de tus amores
renaciendo mi ser desde la fosa


encarnar en la paz de tu coraza
y clamar en el alba de tu gloria
señalar la riqueza contenida
en tu ser el lucero de mi historia
imitar el lenguaje de tu rostro
silenciando las voces incoloras
germinar tu semilla la del Reino
cosechando vitrales con sus loas
ensayar un ritual de gratitudes
y alabar la pureza de tu fronda

la divina expresión del Verbo encinta

 
43
 


de mística grandeza trinitaria
aparece en canciones sapienciales
que entonan esas voces milenarias
tu día es el eterno tiempo espléndido
y eterno trajinar es tu jornada
oh Dios el frenesí inconmensurable
oh Dios que tus diamantes me regalas
yo quiero encandilarme en tu misterio
aguardando su viva luminaria
no sabiendo mirar la propia senda
añorando la casa proclamada
eres Dios, eres Padre, eres amigo
sólo tú puedes ver en mi nostalgia

es derroche de amor lo que has creado
volcándolo en la faz de la natura
inmenso rosedal hecho de mieses
que cosechas viviendo tu aventura
profunda majestad tu propia esencia
dichosa la visión de tu figura
inmerso en el enjambre de los hombres
recibes el aplauso en tu hermosura
y esbozas en la tierra tu destello

 
44
 


esplendente en gloriosa criatura

entregas el calor de tu elocuencia
al hablar en la hora prematura
compasión es el himno con que abrazas
al que vive llorando su textura
no te cansas de darte al infinito
sólo sabes amar sin más cordura
oh Señor, mi Señor, Señor del hombre
oh Señor, mi Señor cuánta locura
del amor que donaras cual mendigo
que reclama el hogar del alma pura

sólo tú mi Señor, el Dios eterno
la respuesta buscada en esta esfera
sólo tú por amor que sobrepasa
la grandiosa espesura de la selva
creador que edificas tus moradas
donde habitan los hijos que tú engendras
hacedor de los tiempos que futuros
semejan los paisajes en cosecha
la bondad que derramas en tus hijos
belleza que responde entre malezas

 
45
 



oh Señor yo te amo pobremente
yo no sé responder a tu grandeza
eres íntima voz que me acaricia
y no puedo beber una respuesta
eres música viva de un concierto
y no abarco el misterio que atraviesa
eres Padre salvando compasivo
y tu Espíritu sana mi impureza
eres vivo manjar que te regalas
y es pequeña la casa de mi cena
yo no sé mi Señor al definirte
qué palabras de gloria merecieras
quiero ser como el ave en su gorjeo
que canta con amor pero sin letra


   
 
46
 

Enciendo madreselvas

(Libro Sólo tú Señor)


Enciendo madreselvas
que me entregan colores y fragancia
mi vida entre las selvas
intenta la ganancia
de advertir los vergeles de mi estancia

Señor que me aprisionas
en el bálsamo puro de tu fuego
yo sé que siempre entonas
cual música en su juego
el himno que me brinda tu sosiego

tú arrojas la simiente
que mi tierra recoge agradecida
me ofreces la vertiente
en agua que mecida
en tu cruz es la sangre de tu herida

no puedes y no quieres
ignorar privaciones de mi alma
resurges en quehaceres
que frutos de tu palma
encienden los deseos de mi alma

 
47
 


tu música preciosa
merodea en mi hora empobrecida
recobra silenciosa
en tarde que sufrida
recupera la luz por ti encendida

camino en la confianza
alimento vivir en tu presencia
bien sé que tu fragancia
aleja mi dolencia
admirando tu amor y tu inmanencia

soy frágil criatura
tú sabes del crepúsculo en mi vida
proclamas tu figura
la página crecida
en el Verbo que entrega su bebida

yo vivo embelesado
me detengo en los pasos que caminas
sus huellas han borrado
mi huella y sus espinas
y conduces mis horas peregrinas

 
48
 



yo creo en tu misterio
en tu amor en tu cruz y en tu latido
glorioso ministerio
tu voz aquel sonido
que transforma mi cárcel en tu nido


   
 
49
 

Noche de voces imborrables

(Libro Magnitud)


Noche de voces imborrables
que se detienen
reviviendo caudales de nostalgia
renaciendo en la brisa del verano
y trayendo recuerdos
felices de la fiesta
clamoreando figuras que se esfuman
en las alas del tiempo
y en la oscura vertiente de la noche
las voces imborrables enmudecen
cuando surge el fervor de la mañana
que apacigua quebradas
y endereza senderos pedregosos
y entrega transparente el horizonte que busco
fluyendo aquel concierto
que en bellas madrugadas
compartí con la selva
sus aves vagabundas
y el viento susurrante que en los pinos
en tímida cadencia
demorado en los vuelos
y empinando las crestas de sus lanzas
alabaron al cielo
zigzaguearon el aire

 
50
 


y mostraron la cálida esbeltez
de su estatura


   
 
51
 

Magnitud

(Libro Magnitud)


La gracia del poema que aprisiona
las eternas bellezas que se expanden
los frutos de genial orfebrería
del cincel que transforma lo que labre
la mano del artífice que busca
su crisol en el oro y los cristales
el hombre semejanza de lo eterno
que palpita el amor hasta que sangre
de la herida que vive su oropel
cuando puede engendrar voces que salven
la página gloriosa de la selva
y esplendores que crecen en los mares
matinal creación que se desprende
del cercano arrebol que vio su tarde
la bondad que en el niño se proyecta
y en el hombre postrado en su velamen
rescatando el sendero de su hermano
que padece la fiebre en propio valle
y contemplo al sublime creador
anidando en mi pecho con su llave
derramando su amor entre los surcos
y entonando clamores que me invaden
recalo en aquel fuego irresistible
suprema magnitud

 
52
 


que arde en mi nave


   
 
53
 

He buscado cantar

(Libro El vacío del tiempo)


He buscado cantar
las bellezas que nacen de la selva marina
y el murmullo del ave
que surca mi campo
y el andar silencioso y profundo
del sutil pensamiento
del abismo que clama en esa hondura
y la esfera celeste que brilla jadeante
he podido cantar
los compases del tiempo
los bemoles del aire
y el sinfónico faro del destello
que en la estrella resurge
he vivido en la danza
de aquel sol que recita por la tarde
cual disco en su vértigo
el susurro de rayos
que escuchan fulgores de plata
he sabido gozar
de la túnica blanca que esparce
el jazmín que derrama sus pétalos nuevos
y regala su dulce fragancia
y he querido brindar
con el vino que nace

 
54
 


en mi viña madura
y el frutal que alimenta
mis espacios sedientos
de abrevar en la savia
que recorre el jardín en sus retoños

y del hondo universo
resuenan las voces del Verbo
que aclama la fuente


   
 
55
 

Atisbo siempre

(Libro Hacia el mar)


Atisbo siempre sigiloso
aquel profundo renacer que me depara
esa belleza de la selva
y la estelar constelación en la distancia
quiero beber entre la sombra
el resplandor que encuentra el cielo en nubes blancas
que no han logrado disipar
íntegramente la riqueza de su talla
y mientras busco lo que añoro
soy visitado por crepúsculos en llamas
que no conocen de la noche
y de la estrella que en fulgores la acompaña
transito el día hasta la tarde
que va muriendo en esa luz que se desgrana
y en los umbrales de un comienzo
hay otra luz que se presenta en su mirada
el día entona su misterio
con la impetuosa claridad que el sol proclama
y es en la noche donde alumbran
con humildad miles de estrellas en su danza
como luciérnagas que buscan
dar de su vida a cada noche y su posada
y divisar aquel espacio
que no es posible conquistar en la jornada


   
 
56
 

En mi viaje

(Libro El canto del juglar)


No sé cabalgar mi tiempo
ni correr en vendavales
si no tengo el norte claro
que encienda fuego en mi tarde
no sé caminar de noche
sin sendero que me ampare
y busco aspirar el día
con el sol que arde en mi valle
sé que viviendo en la selva
habrá silencio en mi calle
y el secreto de ese huerto
será fuerza en mi hospedaje
porque la voz de la esa brisa
anuncia tantas verdades
que mi norte se embelesa
dando respuesta a mi viaje


   
 
57
 

Romancillo de primavera

(Libro El canto del juglar)


Se enamoraron mis ojos
al mirar en primavera
la blancura de los pétalos
y el candor de la azucena
las dalias y las magnolias
y la rosa roja y fresca
que entregaba su fragancia
y mostraba su belleza
las flores de este vergel
son las notas que se aprestan
a plasmar aquel concierto
de matices que semejan
melodías de un encuentro
y cantares de una fiesta
pequeñas perlas que adornan
a los montes y a la selva
y son pinturas agrestes
que no ostentan su realeza


   
 
58
 

Pastor del rebaño

(inédito)


Pastor que alimentaste
a la oveja olvidada entre las piedras
Pastor que diste vida
al rebaño entregado a tu destreza
supiste de aquel reino
que alumbra lo escondido de la selva
dejaste en tu palabra
el calor el consuelo y la promesa
bebiste entre quebradas
la sangre que en la herida se hace huella
viviste pastoreando
en la noche del día que revela
tu alma que regala
caudales del amor en la aspereza
tu paso en el silencio
contempla en el misterio la belleza
de Dios que te ha llamado
a emitir el sonido de una estrella
dando fuerza al hambriento
y el agua al que es herido en la refriega
a gozar de la fuente
y a morir en fecunda primavera


   
 
59
 

Semillas del Verbo

(inédito)


Lazo de vida manantial de oro
capullo joven enjoyado en rama
vestigio claro de la voz que llama
selva que nutres sin igual tesoro

en todo tiempo musitando en coro
el hombre busca recital que clama
raíces propias que por siempre ama
en Verbo puro que ferviente imploro

hondas siluetas en el mar concierto
señalan clara latitud transida
que el ser humano cosechó en su huerto

y en el follaje que la tierra anida
indaga orante contemplando abierto
riqueza pura que a beber convida


   
 
60
 

El día nace en su vertiente

(inédito)


El día nace y su vertiente
entrega el agua que revive en mi pradera

el sol anuncia que sus rayos
han renacido en el ocaso que se allega

han resurgido con su trino
aquellos pájaros cantores de la selva

las flores viven en silencio
una fragancia que exquisita se proyecta

el hombre alivia sus labores
con la esperanza de labrar una cosecha

la abeja vuela en su destino
de producir aquella miel que me alimenta

corre el arroyo en propio curso
musicalmente en aquel monte entre las piedras

airosos viven los trigales
acariciados por la brisa que se acerca

 
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el hombre busca en su camino
aquella fruta que los árboles le dieran

el manantial arde en su gloria
cuando al sediento le entregara lo que lleva

el día vive su misterio
reconociendo que la historia está en su brecha

en el calor de cada hora
voy a encontrando los matices que me cercan

el tiempo sabe que es muy bello
aquel espacio donde habita el alma nueva

la luz entona su secreto
que es inundar de recitales nuestra meta

junto al hermano que ha llorado
busco elevar esa palabra que celebra

y en la alegría de ese hermano
siento que vibro su caudal en nueva letra

 
62
 





   
 
63
 

Yo celebro mi tiempo

(inédito)


Yo celebro mi tiempo en su pasado
y le canto al Señor que dio su vida
por hacer que en mi ser fuera tejida
del amor la respuesta que he buscado


yo celebro en los montes y postrado
esbelta dimensión aparecida
en los astros o selva florecida
por quien busca el silencio postergado


la fuente eternizada en su belleza
me regala su nardo y la frescura
que invitan a beber de su realeza


recibo al creador en la creatura
y enciendo en ese fuego mi pureza
contemplando su ardor y su figura



   
 
64
 

Escuché los arpegios

(Libro Las Voces)


Escuché melodías de la selva
en la música insigne de sus cielos
encordados en fértiles ramajes
que agregaron maitines al concierto
donde el aire fue el aire que llevara
en las ramas la música y sus ecos
y en el suave cantar de aquellos árboles
descubrí milenarios pensamientos
recorridos por vientos que en sus alas
ejecutaron lúcidos arpegios
acunando versiones que en los siglos
supieron deletrear su cancionero
y entonar el idioma de los ángeles
con la brisa y las notas del sarmiento


   
 
65