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La cuna de mi canto


Recordando renglones que escribiera
cuando quise admirar una cascada
descubrí que el sendero era sinuoso
y rico en madreselvas que mostraban
la belleza que vive en cada flor
que ha nacido en el monte y en su falda
como claro ornamento de la cumbre
y feliz bienvenida a quien la alcanza
valiente quien se apresta a conquistar
alturas que prometen su posada
como meta que busca el alpinista
sin temer el sufrir cada estocada
que le brindan las piedras al subir
o la espina mordaz y agazapada
porque es precio pequeño aquella herida
cuando logra advertir lo que le aguarda
y en la cima del monte podrá ver
el vuelo de las nubes que trasladan
manantiales de vida en sus alforjas
y blancura en su piel acrisolada
y también a los cóndores que anuncian
con su vuelo el rigor de la batalla
que esgrimen con los vientos que presionan
por hallar el quebranto de sus alas

 
1
 


y la fuerza certera de esas aves
revela aquellos triunfos que aguardaban


es la cima la cuna de mi canto
y la mística fuerza del poeta


   
 
2
 

Inmolación


Sé que la cruz en mi sendero habita
y con su peso mi dolor se expresa
ella es el precio de aquel fruto sano
que hace posible fecundar la tierra
quiero Señor enriquecer tu casa
llevando el faro que ese leño encierra
porque es preciso conducir el tiempo
donde se clave la filosa reja
abriendo el surco y preparando el campo
a la simiente que buscó su brecha
para inmolarse en el altar de un suelo
que hará posible la feliz cosecha


   
 
3
 

Savia pura


Oigo en la tierra la mansión que augura
ese descanso de mi joven tiempo
para alumbrar un renacido espacio
donde yo pueda meditar cantando
las alegrías de la luz diurna
y aquella paz donde la noche duerme
hasta que pueda recibir los rayos
que el astro sabe regalar luciendo
bellos colores y el calor del alba
que ya me invita a recorrer el día
hasta beber en soledad profunda
la savia pura de la vid que alienta
en cada rama aquel frutal que ofrece
ese alimento que genera el surco
embelesado por vivir su parto
dando su fruto a quien llegó sediento
a cobijarse en la enramada verde
donde apacienta su ilusión de niño


   
 
4
 

El águila


Tú vuelas en altura
y riegas con tu imagen mi retina
escudriñan los montes
y encuentran en la cima tu presencia
quienes buscan tus alas
por volar a la cumbre de la vida
tu vuelo sideral
invita a buscar sobre tus huellas
trepando los lagares
que añoran los espacios de aquel monte
que tú sabes vivir
vibrando de fervor tu rauda estampa
entonando en la cima
calurosas canciones que delatan
tu gozo esperanzado
y la paz que permite hallar mi puerto


   
 
5
 

La selva


Encierras en tu cuenco
vigorosa canción
que emerge entre los árboles esbeltos
y nace de las aves vocingleras
que invitan a hospedar tu frondosa vertiente
de flores silenciosas
tu cálida belleza entre los álamos
la augusta densidad de tus vergeles
tú animas a los hombres
en tus ojos repletos de cantares
que nacen en tu prado
inundados de un aire de cascadas
y tejen la certeza
de beber en el agua que me ofreces
cristalina y piadosa
con quien bebe sorbiendo tus frutales


   
 
6
 

Las voces del concierto


Escucho tus voces
que alimentan canciones y su sombra
y con tiernos acentos
iluminan la senda que me busca
tu voz acrisolada
expresa la belleza de tus cánticos
porque pura y sin tregua
no deja de entonar lo que he buscado
yo contemplo esa voz
que es gozo y esperanza
ciñendo la palabra
a las notas de fúlgidos anuncios
tu voz dice palabras
y la palabra canta con tu voz
que es vértigo de amor
y clama por tesoros escondidos


   
 
7
 

Nueva aurora


Surge en la paz la vigorosa tarde
en que se enciende la escondida estrella
cuya mirada en mi visión destella
y anuncia el fuego sin afán de alarde

porque es reflejo de quien siempre arde
en confidencias y en la voz que bella
ha destruído la mortal centella
y ha procurado renacer su tarde

oigo rumores de una nueva aurora
que precipita su amanecimiento
entre las brumas de mi propia hora

quiero entonar cual impetuoso viento
aquel susurro que mi tiempo llora
cuando avizora lo que ya presiento



   
 
8
 

La brisa


Vi que la noche en su caudal guardaba
gratos recuerdos y fecundos lares
que maduraban en oscura selva
para mostrarse en mi precario valle
he contemplado con afán de niño
los pensamientos que la noche trae
diseminados en el tiempo fértil
siempre dispuesto a cosechar verdades
que hacen del hombre aquel actor que encierra
esa experiencia que feliz extrae
de su sendero y sus cavilaciones
donde ha forjado su eficaz ensamble
con trascendente realidad que busca
esa mirada en que los ojos traen
los grandes tiempos y floridos montes
donde descanso en mi pequeña nave
y vigorizo mi esperanza cierta
de aquella brisa que recorre el aire


   
 
9
 

El zorzal


Recojo la fragancia de la tarde
cuando el astro se muere con sus rayos
y gozo los recuerdos que en el día
permiten entonar notas de salmo
es preciso el descanso que permite
dialogar con los sueños que pasaron
que reviven los pasos recorridos
y alegran por los tiempos esmaltados
no sabría en las páginas del hombre
ignorar la riqueza de sus trazos
ni morir a recuerdos inefables
sin que sufra carencias y rechazos
he querido vivir como sonríe
el zorzal cuando entona en su badajo
canciones que lo alegran en su vuelo
y permiten gozar su propio parto
donde añora en la música su trino
pero vuelca el amor en su peñasco


   
 
10
 

La paternidad


He sido padre en este suelo
y he descubierto la ternura que ello encierra
cuando encontré por pura gracia
a quien buscara ver su sueño en esta espera
paternidad es dar la vida
y la palabra que el Espíritu tejiera
por conducir al hijo propio
por esa senda que su Dios le estableciera
el padre logra que su hijo
al escucharlo se asemeje en su carrera
a sus visiones y proverbios
que al ir corriendo el niño sabio los encuentra
crece en el hijo el amor puro
que ha recibido de su padre y lo recrea
en gratitud que se hace vida
y en la confianza que el pequeño deletrea
cuando descubre sin esfuerzo
la calidez con que el amor se le revela
no sólo el hijo habrá crecido
sino también el mismo padre se reencuentra
en ese niño que pequeño
habrá de ser quien lo prolongue en su existencia
y sólo aguarda el crecimiento
para vivir en propio estilo y elocuencia

 
11
 


lo que aprendiera de los tiempos
en que escuchara con piedad la voz paterna


   
 
12
 

El cantoral que sueña


Late en mis ojos esa luz celeste
preludio claro de mi patria nueva
que me ilusiona con su tez preciosa
y compromete mi jovial tarea
porque palpita en el pesebre humano
vivo concierto que la paz encierra
al evocar al buscador de joyas
hasta encontrar la diminuta perla
feliz el hombre que en su afán percibe
esa riqueza que apacigua guerras
y se convierte en el frutal que logra
aquel sustento que engendró la tierra
y ha madurado hacia la eterna joya
que glorifica su inmanente estela
y es el anuncio de la misma gloria
que ha seducido a quien camina en piedras
para invitarlo a levantar sus ojos
y recibir aquel jornal que espera
quien ha buscado la sublime página
donde Él escribe el cantoral que sueña


   
 
13
 

Vertientes que abrazan


Selvático camino de la sombra
que imprime su estertor en la campaña
vorágine del tiempo que pretende
denunciar las malezas y las plagas
el hijo de la tierra está sufriendo
mientras llega al portal de la mortaja
y tritura las horas de su tedio
suspirando por ver su propia talla
caminando en el filo de su historia
y añorando la brisa emancipada
pues conoce que el cepo de este suelo
ignora la razón de la esperanza


   
 
14
 

He recorrido vibrando


Intento devorar en el silencio
las ráfagas que tienden esas redes
capaces de apresar las ilusiones
y prontas a verter sueños del alma
he corrido vibrando en mis adentros
acordes de mi tiempo de salmista
y encontré aquella luz que dan las notas
intérpretes del hombre y de sus pasos
y he querido aparcar en horizonte
que vislumbro soleado y tembloroso
cuando sabe entonar en arreboles
los cánticos que lucen sus aprestos


   
 
15
 

Espacio de mi tiempo


Espacio de mi tiempo que deambulas
forjando la ilusión en mi esperanza
de vivir en la paz del que dibuja
en mi vida el calor que da la gracia
Tú sabes de la siembra y sus frutales
conoces los clamores de la fragua
y buscas que descubra embelesado
el tesoro de gloria que me aguarda
Eres amplio jardín que me recreas
y enseñas el sendero que derrama
la música embebida en la certeza
del ardor que la vida me depara
Espacio de la tierra que me indicas
en la esfera la luz que en noche clara
me anuncia el otro espacio que infinito
encierra los gorjeos que me aguardan


   
 
16
 

Insondables designios


Son insondables los designios
que en mi visión yo desconozco
pues infinitos sus matices
se le oscurecen a mis ojos
gloria al eterno que me guarda
cuando yo caigo en mis escollos
con su ternura y mansamente
al escuchar cuando lo invoco
pues como autor de mi alegría
vuelca el amor desde su trono
y me asegura en el camino
aquel poder que yo conozco


   
 
17
 

Sedientos de piedad


Sedientos de piedad corren mis pasos
aleteando plegarias en la noche
y gimiendo entre lágrimas ocultas
por volver a la cumbre de aquel monte
que prodiga en la sed el agua pura
y el descanso en el aire de los bosques
sedienta de verdad corre mi vida
tejiendo pensamientos que en sus odres
anuncian esa luz que se derrama
cuando el canto ilumina a todo el hombre


Bendita saciedad la del sediento
que pregona verdades de aquel Nombre
intentando sembrar flores silvestres
o rosales lujosos de esplendores
agua viva es el agua luminosa
que brota de la piedra que socorre
la existencia precaria del que llora
y el andar que reclama quien es pobre
por llegar a lograr brisas del día
y entonar villancicos en la noche


   
 
18
 

Canto en la noche


Canto en la noche que bebió mis ansias
salmos de amor y de alabanza al Padre
nítida flor de su misericordia
en esa cruz que me entregó la llave
de aquel azul donde contemplo el cielo
para encender aquel fogón que arde
en lo profundo de mi pecho virgen
y en la esperanza de gozar mi valle
canto Señor a tu divina gloria
vivo en tu senda la verdad que blande
el mensajero que erigió sus pasos
para aclamar a quien oyó su viaje
sé que mi vida cobijó sus alas
en esa diestra del Señor que sabe
estremecer mi corazón de pobre
y enaltecer mi pequeñez que late
en casta herida que redime al hombre
y sólo busca que su amor lo salve
de la penumbra que amenaza al hijo
que en hora esbelta recobró a su Padre


   
 
19
 

Lo que sembró el destello


Siento que el cielo se allegó a la tierra
para abismar a quien bebió el anhelo
de conocer la fulgurante esfera
y recoger lo que sembró el destello
del astro puro que nació en sus luces
y se durmió cuando surgió mi sueño
siento que el día agradecido muestra
las maravillas que en su tiempo fueron
iluminadas por el sol que alienta
aquella cumbre que encendió mi celo
por encontrar la placidez que entrega
la primavera cuando baja el cielo
a dibujar en el vergel del hombre
el rostro vivo de quien es su dueño
y salmodiar como las aves cantan
las latitudes del amor que es leño
de la bondad con que la historia pinta
los azulejos que pintaron versos
donde el poeta descubrió su vena
que madurara cuando ardió su vuelo


   
 
20
 

Bellísimos destellos


Veo en la muchedumbre de los astros
tu sublime poder
descubro en la imponencia de los mares
tu infinita grandeza
escalando los montes les pregunto
por tu propio misterio
y escondido en la hondura del abismo
mis ojos te descubren
cuando escucho canciones de las aves
imagino tu canto
y en la humilde pureza de las flores
recojo tu esplendor
en el hombre que llora su miseria
eres Padre y consuelo
y en el niño que busca tu mirada
te haces niño con él
yo sé de tus misterios que insondables
no puedo describir
pero tú me permites contemplar
bellísimos destellos


   
 
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