INDICE

Prólogo


El presente volumen de poesía ofrece particularidades especiales.
No solo significa el dar a luz los primeros poemas del P. Carlos Pérez, sino que en ellos están guardadas las semillas que, más adelante, germinaran en lo que califico como su gran producción; tanto por su calidad, variedad, cuanto por su volumen.
El primer poema, fue escrito por él a los dieciséis años, y retocado en mínima parte por un profesor. Está dedicado a su madre.
Pero habrán de pasar décadas, hasta 1979, para qua vuelva a escribir. El fenómeno no termina aquí, porque luego habrían de pasar otras décadas para que, esta vez de manera definitiva, decida adentrarse por el misterioso camino do la Poesía. Camino qua, estoy segura, ya no podrá abandonar.
Los versos que aquí se presentan, en comparación con su producción actual, son sencillos balbuceos de búsqueda. Quiero decir que no poseen una calidad literaria marcada. Pero

 
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conllevan al valor intrínseco de algo qua se oculta, y que espera su oportunidad, como de hecho ha sucedido, para fructificar plenamente.
No puedo dejar de expresar qua el poema que da título al libro, obtuvo eco en muchas personas a quienes hizo mucho bien y fue una espacie de guia de ruta. Este poema fue luego revisado y aparece de nuevo, en este libro, al final. Depurado, sí, pero ofreciendo a la contemplación, el mismo espíritu y la misma fuerza espiritual.
El valor histórico de éste pequeño libro es, por todo lo explicado, inestimable.
Hago votos para que pronto puada ver la luz, ya sea en papel o en forma virtual. Y espero continúe floreciendo, como toda la obra del P. Carlos, como ha sucedido hasta este momento.


Ana María Rodríguez Francia

   
 
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A mi madre


En el mundo yo tengo un ser querido,
que es la causa de toda mi alegría,
lo recuerdo por esto cada día,
que me encuentro en tristeza sumergido,

y la paz que en un momento había perdido,
recobra nuevamente el alma mía,
cual se llena de paz la mar bravía,
serenando su oleaje enfurecido.

Es mi madre este ser... seré dichoso,
mientras me dure mi existencia cara,
y acuda a su regazo cariñoso.

Tengo en élla un tesoro tan precioso,
que por nada del mundo la cambiara,
ni hallada fuera de él, cumplido gozo.


Carlos A. Pérez 3/8/54 A+ M

   
 
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Camina y sonríe

-Versión original-


Mientras caminar debas
el sendero difícil del desierto,
cuando en el aparezca
el misterio profundo de la cruz
ya no digas palabras,
porque sólo se intuyen los misterios
no se pueden decir,
tan sólo exige vida el comprenderlos.
En silencio a la cruz,
abrázate con ganas ... es desvelo
y ... camina por fin.
No temas, el sendero siempre es duro
no pienses que la cruz será liviana,
no esperes que te expresen las palabras.
Simplemente camina,
con la certeza de la meta que te espera
que no te es conocida
pero el Padre la hizo por tu vida.
Simplemente camina.
No corras porque así vas a cansarte,
no pares, está el riesgo de quedarte,
descansa nada más que lo preciso
y vuelve a caminar con la esperanza
que dibuja en tus labios la sonrisa,

 
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poniendo tu existencia esperanzada
en los brazos abiertos de María.


   
 
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El viento del Espíritu


Viento que se desliza en el desierto
llamando a los vivientes con su voz,
ráfagas que se cuelan por los bosques
musicales arpegios de color.

El camino del viento es muy variado,
tiene cuatro senderos para andar
intenta acaparar la voz del frío
expresa en el verano su calor
anuncia desde el Este tanta lluvia,
libera desde el sur el cielo gris
empuja con sus brazos al velero
que navega sin prisa su cantar,
nos anuncia momentos de tormenta
nos regala la paz cuando se aleja,
nos invita a entender que nuestra vida,
es andar en las alas de su aliento,
el Espíritu sopla como el viento,
no nombramos la fuente de su ardor
ni tampoco se sabe dónde va,
pero el viento que es signo del Espíritu
asegura que Él tiene gran poder,
para quitar del surco lo que impide
caminar sin cesar hasta el final,

 
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y llegar felizmente al puerto eterno
que dio origen al puro navegar.

El Espíritu, Viento de la Vida,
nos mueve, purifica y fortalece,
solamente nos pide que dejemos
su fuerza conducir donde nos lleve.


   
 
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El ruego y la alabanza a la Madre


Oh! Dulce Madre Nuestra;
Virgen de la humildad y la esperanza;
Jardín lleno de flores
de virtudes, de Gracia y de Fragancia;
Madre del Redentor
Esclava del Señor, Esposa Amada
Vínculo del Amor.
Entre los hijos fieles de tu Casa,
Madre del pecador.

No te canses de amar al que te ofende,
no dejes de llorar por nuestras faltas,
no dejes de implorar por nuestra vida,
no dejes que sucumba el que te ama.

Madre del que te busca cada día,
Madre del que te llora en su derrota,
Madre del que te ama como hijo,
Madre del que es Autor de la Esperanza.
No te alejes del alma de tus hijos
no abandones la oveja descarriada.

Eres Providente en tu Misterio;
es gloriosa tu vida Inmaculada.

 
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Eres la omnipotencia del que pide
eres consolación del que se cansa.

Somos tus hijos Madre, aquí nos tienes
queremos que te quedes con nosotros.
Gracias por tu bondad tan maternal
gracias por el Tesoro de tu Gracia.

Eres la Servidora del Señor
enséñanos a ser hijos valientes,
dóciles al Espíritu del Hijo,
deseosos de entregarnos a Dios Padre
responsables de hacer que el Reino crezca
en medio de la pobreza de los hombres,
en la victoria sobre las tinieblas,
en la humilde aceptación de toda cruz
y en la entrega total de cada ser.

Toda tu vida es Gracia ... Gracias Madre...


   
 
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Breves cantares


I
Todo es regalo
del Señor que es el Padre de las luces.
Todo es bondad
que amanece en el rostro de la vida.
Todo es Piedad
del que otorgó perdón a la creatura.
Todo es paterno
en Aquél que es el Padre de los Cielos.
Gracias mi Dios
por la luz, la bondad, la compasión
Gracias Señor,
por la vida que crece y nos regalas.

Danos ¡oh! Padre
esa entrega de tu Hijo por los hombres.

II
La feliz amistad
del Espíritu vivo en nuestras almas
lo constante y tenaz
que engendra en nuestra vida la esperanza
lo perfecto y feliz,
no recala su rango en ataduras

 
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el Amor de tu verdad
capaz de soportar la cruz pesada
del amigo incapaz,
y el prójimo que espera entre nosotros
y es al fin dignidad:
ser amado, en verdad, como Dios ama.


   
 
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Recibe nuestra vida


En esta Cuaresma nuestra
danos la Gracia de dar
al Padre del Cielo Gloria
y a los hermanos bondad.

Recibe nuestras ofrendas
nuestra vida, nuestro andar,
el dolor de cada día,
el trabajo por tu paz.

Hoy te ofrecemos el trigo
convertido en blanco pan
y estos humildes racimos
para vino de tu altar.

Por esta sencilla ofrenda
hecha de vino y de pan
purifica nuestras vidas
con la gracia de tu altar.

Danos tu Cuerpo bendito
que nos forma en la unidad
danos tu divina Sangre
que es prenda de eternidad.


   
 
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Sed de Dios


En el encuentro de los tiempos
cuando la luz de cada tiempo se hace clara,
surge el camino de la Vida
la nueva meta indescifrable que señala.
Con el crepúsculo del día
guardan su vuelo las gaviotas y las garzas,
callan los pájaros cantores
todo se vuelve soledad, plegaria y lágrima,
acción de gracias por el día
en que el Señor quiere guiarnos con sus dádivas
llena del brillo de su luz,
hecha presencia en la pobreza de mis páginas.
Cada jornada es un regalo
un paso más hacia la tierra que se aguarda
es un sendero por los cerros,
es un andar entre los cielos y las alas
una ambición de ver a Dios
y un aceptar pacientemente su llamada.
Es un morir al hombre viejo
y un renacer en el impulso del que clama.
Es una búsqueda serena,
es un cruzar entre las olas de borrasca.

Cada jornada es una gracia

 
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donde es posible revivir la nueva Pascua,
hecha de cruz y hecha de gloria,
una en silencio y en el hoy de la Esperanza.
Cada jornada es un anuncio
como el del Ángel a María en su palabra,
es el anuncio de salvarnos
que Dios nos pide que sigamos en su casa;
que nuestro sí sea sincero;
aceptación de Redención en nuestra palma
también camino de la cruz
clavos, espinas, dolor, llanto en su labranza.

En el camino de la vida
sólo conviene lo que lleve hacia la meta,
no es lo que brilla ante los ojos,
ni lo que suena con magnífica corteza,
no es el andar de primavera
ni del verano la frescura mañanera,
no es la mansión bien ordenada,
ni son los bosques, las montañas o la estepa,
no es el océano infinito
ni la palabra dulce y tibia de una estera,
es el Señor quien colma todo:

 
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nuestra añoranza a ser felices en su siembra,
es el Señor que plenifica
nuestra penosa soledad con su presencia
es nuestro Dios que hace posible
calmar heridas y aliviar la sed violenta
es sólo Él que intensamente
dona justicia, paz y amor aquí en la tierra


   
 
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Crucifixión


Me clavaste Señor, de pies y manos
y me ataste al madero que me salva
pusiste en mi cabeza una corona
que produce dolor y me desangra,
pues tu herida sangró mi corazón
y mi cuerpo fue campo de tus llagas.
No puedo caminar, estoy clavado,
no puedo con mis manos hacer nada,
desarmaste, Señor, mi cuerpo entero
lo expusiste a morir en una fragua,
desnudaste mi carne sin que pueda
compartir mi dolor que me reclama
me clavaste Señor de pies y manos
y me ataste al madero que me labra.
Sólo puedo gemir y taciturno;
nadie puede entenderme en mi palabra;
los amigos de ayer, hoy están lejos
y el silencio descubre lo que calla.
No te puedo entender Jesús, Amigo...
pero quiero seguirte en tus sandalias.
Me clavaste los pies para servirte
en quien corre a buscarte en mi posada.
Me clavaste las manos para estar
abrazando al que venga por tu gracia.

 
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Me quisiste clavar en una cruz
para ser redentor en propia braza.
Has llenado mi ser de soledad
y he buscado encontrarte en otras gradas,
para luego decirte que te quiero,
en la franca belleza de tu cara,
en los arpegios de mi vida nueva
que es el fruto del Árbol de la pascua.
Aquí estoy oh Señor! tuyo del todo;
no abandones la obra que te alaba
pues yo sin tu Bondad nada podría
cuando me haces tu siervo que te aclama.
Yo sólo entre tus manos quiero ser
lazo de tu Amistad con la mirada
servidor de los pobres que te buscan
heraldo de tu Voz y tu Palabra.
No me niegues la fuerza de tus dones,
que yo sepa gloriarme por ser nada
que tan sólo en tu Cruz busque morir
y no quiera triunfar en gloria humana
en la cruz tú redimes a los hombres
y en mi cruz hoy prolongas esa hazaña.
Que no tema la sangre aunque me duela,

 
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que no busque escaparme de tu braza,
que acepte tu corona de rechazo,
y camine sabiendo que me lava
Aquí estoy para siempre entre tus brazos
con la inmensa pobreza del que calla,
con la enorme confianza del que es hijo
y la humilde certeza del que ama.

Eres mi Padre, soy tu hijo.


   
 
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Gratitud


Yo te doy gracias Señor,
porque has querido visitarme en mi carrera;
en un desierto que sin agua
me hizo tener una gran sed de tu presencia;
en un desierto que sin pan,
me hizo sentir el gusto fuerte de tu ausencia,
en un desierto que sin luz,
me hizo vivir de un modo nuevo tu pradera,
en un desierto sin camino,
donde me diste a conocer que eres mi senda.

Yo te doy gracias Padre Santo
porque Tú solo eres el Bueno que nos ama
porque viniste hasta mi tienda
para llevarme paternal hasta tu casa
sin importarte que manchara
con mi pobreza entumecida hasta tus plantas.
Yo te doy gracias Padre bueno
porque en tu Hijo me entregaste la palabra,
diciéndome que eres mi Padre,
y como hijos a tu altar nos entregaras.

Dame coraje para amarte,
como Tú sólo lo mereces de nosotros.

 
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Ese entusiasmo del que siembra
buena semilla del granero de tu asombro.
Dame la dicha de saber
que tu perdón borró mi culpa y mis despojos
y aunque me siento muy pequeño
es como puedo descubrirte clamoroso.

Yo te doy gracias Padre mío
y deposito mi persona en tu reposo


   
 
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Dios es Paz


Dios es paz,
Dios anuncia la paz,
Dios engendra la paz.

En la soledad del monte
y en la frescura de una mañana gris,
en el canto sereno de las aves
y en el murmullo suave del arroyo,
en la espesura de la gran montaña
y en la pobreza de la roca virgen;
en el dulce gemido de los niños
y en la voz clamorosa de los pobres
en las olas gigantes de los mares
y en la humilde nobleza de los ríos
en el crepúsculo del día
y en las luces de cada amanecer
en el silencio de las noches
y en el canto festivo de los días,
en la existencia de los hombres
y en la hora final de cada vida,
en el momento duro del combate
y en las horas tranquilas del oasis
en la bella creación que nos anida,
en esta humanidad que nos hermana,

 
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y en la bondad visible en cada hombre

Dios es paz,
Dios anuncia la paz,
Dios engendra la paz.


   
 
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A Clarita segura

(Especialmente dedicado a sus padres, hermanos y familiares)


I
El Señor que te ha creado
quiso llamarte a vivir
en la tierra la misión
de alabarlo y de servir.
El Padre todo lo sabe
y supo escuchar tu "sí"
antes que lo pronunciaras...
en tu corazón feliz.
Te dio un camino seguro
pero debiste sufrir
el dolor de las espinas
que alimentaron tu "sí".
Te bautizaron Clarita
y te llamaban así
ese nombre definía
de tu pureza el perfil.
Irradiaste la alegría
de ser testigo feliz
del AMOR que tanto amaste
pues dio su vida por ti.
Dios fue el tesoro escondido
que supiste descubrir,
y por él vendiste todo

 
23
 


para poderlo adquirir.
Él fue siempre tu nostalgia
en el gozar y el sufrir;
y animada en la esperanza
fue dichoso tu existir.
Tu paso por esta tierra
logró poder describir
el sendero de enseñanzas
que te animaste a vivir.
Tu juventud entregaste
con deseos de servir
y brotaron tus virtudes,
como flores de un jardín.
La oración fue la vivencia
que supiste transmitir;
fuiste fiel a la consigna
de orar y amar hasta el fin.

II
María, Madre de Cristo,
se dispuso a conducir,
tu vida a la santidad
que Dios te invitó a seguir.

 
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El Santuario nicoleño
fue el espacio de tu "sí"
y te entregaste a tu Madre
en su propio Camarín.
Caminante de María
Ella te esperaba allí
para transformar tu vida
en un pequeño jazmín.
El Señor te vio madura
para llevarte por fin
a la gloria reservada
en la eternidad feliz.
Tus padres y tus hermanos
te lloraron al partir
pero hoy se gozan de verte
eternamente feliz.
Hoy luces como una estrella
para ayudar a vivir
a quienes pisan tus huellas
queriendo vivir así.


   
 
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Himno homenaje A la Hermana María Crescencia Pérez


I
Jardín de Dios plantado entre los hombres.
Violeta que nos hablas de humildad
quiso el Señor que fueras con tu vida
una luz que proyecta santidad.

Pequeña es tu presencia misteriosa
pero muestras de Dios la majestad
de humilde corazón, rica en la gracia
fruto del Padre que te dio la paz.

Tu casa fue la cuna de tu fe
vivida en la simpleza de un hogar.
En él fuiste asumiendo la experiencia
de sentir que tu vida es para amar.

Por amor a Jesús dejaste todo:
padres, hermanos y tu tierno hogar.
También dejaste tu querida patria
fiel a Dios y a su santa voluntad.

La Madre Iglesia te engendró a la Vida
y en ella caminaste hasta el final;
fuiste una piedra viva de ese templo

 
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que hoy te prepara tu futuro altar.

María fue la escuela de tu entrega,
que te enseñó obediencia y humildad;
como Ella le dijiste al Rey del Cielo:
"Hágase en mí, Señor, tu voluntad".

En el Huerto florido de María
has madurado para perfumar
con virtudes que lucen como pétalos
y expresan la belleza del Rosal.

Tu pureza de vida se expresaba
en la luz de tu rostro angelical
y por eso el Señor pudo enseñarte
a vivir, a servir y a contemplar.

Los enfermos, los pobres y los niños
fueron testigos de tu caminar
buscando para ellos un consuelo,
un gesto, una palabra, la verdad.

El sencillo sendero de tu vida

 
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nos invita a ser simples y a buscar
el único tesoro apetecible
que es el propio Señor y su bondad.


II
Viviste la experiencia de un camino
que sólo se lo puede transitar
cuando juntos, tomados de la mano,
decidimos andar en unidad.

De Argentina viajaste hasta los Andes
y hasta suelo chileno en Vallenar.
Allí, Cristo con gozo te aguardaba
para darte su amor que fue esponsal.

Mujer firme de Cristo enamorada,
creciste descubriendo su amistad,
hoy quieres entregarnos la experiencia
de vivir para Dios, sin descansar.

Consagrada al Sagrado Corazón
aprendiste el camino para amar;

 
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y bebiendo el Misterio Redentor
viviste tu deseo de salvar.

Tu vida se fundió con la de Cristo.
Todo tu ser gozó de su bondad
y quisiste expresarte ante los hombres
reflejando al Señor que da la paz.

Misionera de Cristo, proclamaste
con tu vida y palabra la Verdad.
Gestos de Amor llenaron tus espacios
como testigos de tu caridad.

La Palabra de Dios fue tu alimento;
cada día fue trigo de tu pan
para encontrar tu propia luz de Vida
y entregarla después a los demás.

El Cuerpo de Jesús Sacramentado
fue el gran secreto de tu caminar;
peregrina de Dios entre los hombres,
tu vida se trocó también en pan.

 
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El Espíritu Santo fue tu Luz
le fuiste dócil en tu caminar;
y Él produjo frecuentes maravillas
en tu vida serena y tu humildad.

La oración fue el camino del encuentro
que te enseñó a dar gracias y alabar,
al Padre de los Cielos que en sus dones
te llevó a descubrir la santidad.


III
La cruz te acompañó desde pequeña;
en ella viste a tu Señor clamar
por una redención que fuera eterna
para los hombres que debió salvar.

En dura enfermedad fuiste postrada,
con tu cuerpo quisiste prolongar,
la Pasión de Jesús hasta el Calvario
y en la Cruz te dejaste traspasar.

En los últimos tramos de tu vida

 
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viste a Jesús mostrándote el final
y llena de alegría te expresaste:
"Ya por favor no me detengan más".

Las Hijas de María que en el Huerto
son las Hermanas de la Caridad
se gozan de tu gracia y de tu gloria,
te imploran y te buscan imitar.

San Antonio Gianelli, fundador,
te dio el carisma para caminar
hoy le devuelves como gran respuesta
tu vida madurada en santidad.

Tu hermana espiritual fue Teresita
a quien supiste descubrir y amar
imitando los pasos de su entrega
y viviendo la infancia espiritual.

Feliz de ti Crescencia, hermana nuestra,
el Señor complacido de tu andar
nos ofrece el regalo de tu vida
plenificada en Gracia y Santidad.

 
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Te rogamos aquí los peregrinos
que aún nos esforzamos por llegar
a la Patria del Cielo donde vives
que nos lleves amando hasta el final.


   
 
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A San Nicolás

-6 de Diciembre de 1980-


En el correr de los arroyos
y en los albores de la historia nacional
surge pujante y vigorosa
San Nicolás, esa ciudad del Paraná.

Desde la hora en que se funda
Aguiar la pone bajo el báculo guardián
del que signara su destino,
el Protector y Santo Obispo Nicolás.

Cuando la peste y el malón
hicieron presa de su boca este lugar,
se proclamó públicamente
tener de aliado a su Patrono Nicolás.

Él es el Padre de su pueblo,
y con su nombre es bautizada la ciudad
porque ella nace con la Fe
y es en la Fe donde es llamada a caminar.

San Nicolás es casa grande,
donde su puerta ya se abrió de par en par;
da la ocasión de tener vida
y de brindarla por amor a los demás.

 
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No hay forastero en esta tierra
todos conforman una gran comunidad
bajo el amparo de este Santo,
que fue llamado promotor de la unidad.

Desde su Templo es el que guía
a su familia en el momento de rezar
luego en la historia la preside
para vivir en la fraterna caridad.

Es a la Madre de Jesús
a quien honró como hijo fiel con su piedad,
y hoy a su pueblo como heraldo
le enseña a amar a la que es Madre Virginal.

Él es amigo de los pobres
de los que sufren agobiados por su mal;
de quienes piden la justicia,
de los que abogan por la causa de la paz.

Y cada vez que se celebra
la fecha grande del festejo patronal

 
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vuelve a surgir en los creyentes
el juramento de tener como guardián
al fundador de los Arroyos:
el protector y Santo Obispo Nicolás.


   
 
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Himno a la Santísima Virgen


San Nicolás te celebra
con flores rojas y blancas
oh María del Rosario
recibe nuestra alabanza.

Santa Madre de los Cielos,
Arca de la Nueva Alianza
Coraza para tu pueblo
y sostén de su esperanza.

Virgen pura que nos diste
al autor de toda Gracia,
haz que sepamos amar
al Hijo de tus entrañas.

San Nicolás te celebra
con flores rojas y blancas
oh María del Rosario
recibe nuestra alabanza.

El Padre nos regaló
tu presencia inmaculada
que es vida para tus hijos
y luz que la noche aclara.

 
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La ciudad de los Arroyos
entona su acción de gracias
abriendo su corazón,
para escuchar tu enseñanza.

San Nicolás te celebra
con flores rojas y blancas
oh María del Rosario
recibe nuestra alabanza.

En el lugar elegido
para construir tu casa
hoy te contemplan tus hijos
que jubilosos te cantan.

Diariamente te visitan
hijos de toda la patria
para ofrecerte sus dones
sus fatigas y plegarias.

San Nicolás te celebra
con flores rojas y blancas

 
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oh María del Rosario
recibe nuestra alabanza.

Oración y penitencia
en tus pedidos reclamas;
amor entre los hermanos
y una vida consagrada.

Introduce nuestra vida
en tu Corazón que es Arca;
bendícenos con tu mano
y danos la eterna patria.

San Nicolás te celebra
con flores rojas y blancas
oh María del Rosario
recibe nuestra alabanza.


   
 
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Himno de la Coronación


¡Oh! María del Rosario
Reina y Madre de tu pueblo
hoy te alabamos cantando
desde este bendito suelo.

Mil gracias vas derramando
entre tus hijos pequeños
desde tu propio Santuario
Arca que nos lleva al Cielo.

Tus fieles te coronamos
porque eres Reina en el Cielo,
y también en esta tierra
como en todo el Universo.

Como Madre nos congregas
y como Reina, tu cetro
nos indica que conduces
por el seguro sendero.

Tu Corona nos enseña
que reinando desde el Cielo
imploras a tu Hijo Rey
por nuestros muchos anhelos.

 
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Cristo el Señor es tu Hijo
con quien buscas el encuentro
de todos los demás hijos
que traen aquí sus ruegos.

La Corona de Jesús
Rey de todo el Universo
anuncia ya que su triunfo
nos libra en este destierro.

La Argentina se cobija
bajo tu manto de Cielo
y aguarda que tu poder
la libre de sus desvelos.

San Nicolás, fue elegida
como sede de tu encuentro,
con los hijos que te honran
en la patria de tus Templos.

Bendita la Trinidad
que enriqueció nuestro suelo,

 
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con riquezas que se viven
gloriosamente en los Cielos.


   
 
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Camina y sonríe

-Segunda versión revisada-


Mientras caminar debas
el sendero difícil del desierto
cuando en él se dibuje
el misterio en la cruz hacia lo eterno
ya no digas palabras
porque sólo se intuye ese misterio
que no vale el decir
y sólo exige vida el comprenderlo
en silencio a esa cruz
abrézate con ganas... es desierto
y camina sin fin
no temas, siempre es duro ese proyecto
pues la cruz no es liviana
no esperes que te exprese ningún verbo
simplemente camina
no corras, la razón no es ser primero
no te detengas
descansa pobremente en tu lamento
y vuelve a caminar
con la dulce sonrisa de algún ciego
poniendo tu existencia
en brazos de la Madre y su desvelo.


   
 
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